En marzo de 1984, a las pocas semanas de la ocupación de aquel Polígono Guadalquivir se formó un grupo infantil con 32 niñas y niños entre 7 y 12 años para autofacilitar la adaptación a su nuevo barrio. Cualquiera puede imaginar los primeros meses de convivencia vecinal, entre rastrojos, cardos borriqueros, delegados provinciales, minicomisarios políticos, y unos bloques de viviendas diseñados con premeditación alevosa para el aislamiento más estelar. Sin luz eléctrica, sin agua potable, sin tiendas de comestibles, sin servicio de autobuses, qué duro es ser pobre. La procedencia tan diversa de los pacíficos ocupantes (Santa Marina, Santiago, Sector Sur, Zumbacón, Costanillas, Fuensanta, Judería, Palmeras, Olivos Borrachos, Moreras, Campo de la Verdad, Ciudad Jardín, Margaritas, Cañero, Parque Figueroa) propició un encontronazo en lugar de un encuentro.

Aquel grupo se llamó Amargacena pero enseguida cambió el nombre por La Fiambrera. Llenaron aquellos solares de risas, de llantos, de árboles y otras fantasías poligoneras. Recorrieron la provincia de Córdoba jugando a hacer teatro y realizaron más de cien actuaciones, gracias a su talento y a políticos de corazón como fueron Matías Camacho, Julián Díaz, José Mellado, Juan Luis Valenzuela, Alberto Gómez, Matías González, entre otros. Encantaron a poetas serios como Juan Bernier, Mario López, Vicente Núñez, Juana Castro, Rafael Arjona, Manuel de César, Carlos Rivera, Carlos Clementson, Lola Salinas, Francisco Carrasco, Francisco Gálvez, José Luis Amaro, Mercedes Castro, para crear el Ateneo Casablanca, arrimando de paso a los del Colectivo Juvenil Acracia que eran como hermanos mayores. Y en los últimos días de existencia como colectivo, después de cuatro años teatreros, sus siete últimos componentes dieron nombre a uno de los más simpáticos galardones: La Fiambrera de Plata. Distintivo para entregar en señal de gratitud, amistad, respeto, admiración y otros nobles sentimientos.

Hoy, 33 años después, además de esa Fiambrera de Plata están los gratísimos recuerdos de aquel colectivo de teatro. Con textos de García Lorca, Molière, Muñoz Seca, Woody Allen, Álvarez Quintero, levantaron risas y aplausos en lugares como Gran Teatro de Córdoba, Conservatorio Superior de Música, Casa de Sevilla, Escuela de Magisterio, Palacio de la Merced, Palacio de Viana, Organización Nacional de Ciegos, Colegios Mayores, Colegios Provinciales, Feria del Libro, Parque de Bomberos, Teatro de la Axerquía, Televisión Municipal, Casa de la Juventud, Casa del Pueblo, barrios de Córdoba y más de 30 pueblos de la provincia.

Estoy en la barbería de Félix, buen lugar para hablar de temas serios como el Polideportivo de la Juventud. Precisamente fue aquí donde hace unos meses me animaron a escribir una de estas paridas sobre el tema. Y mire usted por donde, me dice el CÓRDOBA al oído que ese buen subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, ha resuelto la importante cuestión para el Sector Sur de mis amores y el Polideportivo ya es propiedad del Ayuntamiento. Acto seguido me voy a la Providencia del Corregidor a rutear.