La Cosmología es la parte de la Astrofísica que estudia el origen y la evolución de nuestro Universo. Gracias a los grandes avances científicos del último siglo hemos podido conocer que la «receta del Cosmos» está dada por un modelo denominado Lambda-CDM (modelo de materia oscura fría con constante cosmológica). Este modelo es capaz de explicar todas las observaciones disponibles en la actualidad: las características de la radiación cósmica de fondo, la estructura a gran escala del Universo y la aceleración acelerada de la expansión cósmica. Con ello, la conjunción entre teoría y observación nos dice que solo el 4% de nuestro Universo está constituido por átomos (la materia que constituye estrellas, galaxias, planetas, y a nosotros mismos). El resto es una forma esquiva de materia, que no sabemos qué es, y que recibe el nombre de materia oscura (23%), y la aún más misteriosa energía oscura (responsable de la expansión acelerada y contabilizando el 73% del Universo). Precisamente, los astrofísicos que lideraron los proyectos que llevaron al descubrimiento de la energía oscura en 1998, Adam Riess, Brian P. Schmidt y Saul Perlmutter, recibieron el Premio Nobel de Física en el 2011.

Sin embargo, la semana pasada muchos físicos asistimos espantados a la publicación en múltiples medios de comunicación de los resultados de una investigación «realizada en la Universidad de Oxford» (Reino Unido) que cuestionaba la expansión acelerada del Universo. Según se recogía en muchas de estas noticias «un nuevo análisis de los datos sugería que la expansión del Universo no se estaba acelerando». Sin decirlo explícitamente, hasta parecía que se pusiera en duda el Nobel de Física de 2011. ¿Es verdad que los astrofísicos hemos estado equivocados durante casi dos décadas? Pues no. Lo que ha ocurrido es otro nuevo caso de fallo de transmisión de los resultados de investigación al público en general pasando a través de los medios de comunicación, que suelen buscar los titulares sensacionalistas, y unido con el hecho de que los autores de este controvertido estudio son conocidos por «negar» que exista esa cosa exótica que es la energía oscura.

El descubrimiento de la expansión acelerada del Universo (y, de ahí, de la energía oscura) vino de la mano de dos grupos independientes de astrofísicos que buscaban estudiar la distancia a galaxias muy lejanas gracias a la detección de supernovas de tipo Ia. A grandes rasgos, este tipo de supernova (que se origina por la destrucción de una estrella enana blanca) siempre tiene intrínsecamente el mismo brillo cuando ocurre, por lo que se puede usar muy bien para medir distancias al comparar con el brillo aparente con el que las detectamos en otras galaxias. El nuevo y polémico artículo reanalizaba los datos de supernovas de tipo Ia (por cierto, usando métodos estadísticos que los especialistas han marcado de erróneos) para concluir que «el Universo se está acelerando con un 99.7% de probabilidad», en vez de con el 99.999% de probabilidad que los estudios originales mostraban. Hasta aquí todo «más o menos» correcto. Pero la gran confusión vino a raíz de la nota de prensa emitida por la Universidad de Oxford, donde se usa un titular polémico («El Universo se expande a ritmo acelerado… ¿o quizás no?») que en ningún momento se discute en el artículo científico. De ahí salta a los medios de comunicación y al público en general con la afirmación «el Universo no está en expansión acelerada».

Pero aún hay más. Según ellos, en el caso de que la expansión no fuese acelerada (el 0.3% restante de probabilidad) «viviríamos en un Universo sin materia», lo que obviamente es incorrecto. Finalmente no debemos olvidar que la confirmación de la existencia de la energía oscura vino después dada a la hora de explicar tanto la radiación cósmica de fondo como la estructura a gran escala del Universo. Sin la energía oscura nuestros modelos cosmológicos no funcionan. El Nobel de Física del 2011 se otorgó precisamente porque otras muchas observaciones independientes al método de las supernovas de tipo Ia confirmaron que nuestro Universo, en efecto, está en expansión acelerada.

(*) El autor, astrofísico cordobés en Australian Astronomical Observatory / Macquarie University y miembro de la Agrupación Astronómica de Córdoba, escribe regularmente en el blog ‘El Lobo Rayado’ en la dirección http://angelrls.blogalia.com.