Dairo Antonio Úsuga David, jefe del clan del Golfo, tiene varios apodos. El más conocido es ‘Otoniel’. También lo llaman ‘Mauricio’. O ‘Mao’, apodo con el que debe rendir un irónico homenaje a sus días juveniles como integrante del Ejército Popular de Liberación (EPL). La guerrilla maoísta quería convertir a Colombia en una nueva China. Cuando se desmovilizó, en 1991, Dairo Antonio y su hermano Juan de Dios, alias ‘Giovanny’, cambiaron al marxismo del ‘Gran Timonel’ por el grupo paramilitar de ultraderecha Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que combinaba el más rancio anticomunismo con el negocio del narcotráfico.

Otoniel y Giovanny se encargaron de las rutas de la cocaína en el golfo de Urabá. Tras la desmovilización de la AUC, los hermanos avanzaron hacia la creación su propio grupo armado. Primero se los conoció como ‘Los Urabeños’. Cuando Giovanny cayó frente a la policía, cinco años atrás, ‘Otoniel’ decidió rebautizar a su organización. El clan del Golfo tiene presencia en casi toda Colombia, pero dicen que Urabá es para ‘Mao’ como lo ha sido Sinaloa para ‘Chapo’ Guzmán, lo que le ha permitido eludir la ofensiva antinarcóticos más grande en la historia de Colombia.

El Clan del Golfo ha sido severamente golpeado, pero ‘Mauricio’ sigue siendo una sombra intimidatoria. Úsuga David no es original en lo que respecta a los hábitos y gustos de otros criminales que lo han precedido: el exceso es su marca. Le gusta rodearse de mujeres a las que considera meros objetos. Según la prensa, la policía que sigue de cerca sus pasos descubrió que ‘Mao’ les había pagado cirugías plásticas a tres hermanas de su esposa, Blanca Madrid, para que fueran casi una copia física de esta. Las tres fueron sus amantes y eran recibidas en las inexpugnables selvas de Urabá.