Estoy con Antonio Varo Baena, José María Zapico, Juan Estévez, Enrique Sánchez Campos, Juan Prieto, José Cobos Ruiz, Ricardo Guerrero y Mario Steliac en La Providencia del Corregidor. Celebramos el 33 aniversario del Ateneo de Córdoba sin hacer ruido para no impresionar a la Córdoba impresionable. Después del Rute hablamos de personas ilustres que contribuyeron a que el Ateneo iniciara con buenos pies sus primeras andaduras. Ante la imposibilidad de nominar aquí a todos los fundadores ahí va el recuerdo con los nombres de los que han fallecido: Francisco Aguilera Amate, José Aumente Baena, Juan Bernier, Rafael Cabrera Blancart, Ignacio Cid Luque, Mario López, Antonio Povedano, Sebastián Cuevas, Francisco Rodríguez, Miguel del Moral, José María Carmona, Antonio Gómez Romero, Rafael González Zubieta, José Luis López Vázquez, Carlos Rivera, Matías Camacho, José Jiménez Poyato, Joaquín Martínez Bjorkman, Antonio Muñoz Jiménez, José Luis Villegas, Pedro Pascual Soler, Marina León, Vicente Núñez, Francisco Fernández Caballero.

Acto seguido acudo a la Facultad de Ciencias del Trabajo, donde mi admirada Carmen Calvo presenta una ponencia con el título Yo soy mujer y feminista, con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Feminismo, según la Real Academia de la Lengua: «Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres». Ante esas palabras tan bien dichas uno piensa en la espantosa cantidad de mujeres violadas, maltratadas y asesinadas por hombres sin conciencia, sin capacidad para controlarse antes de levantar la mano contra un ser desarmado que, además, en muchos casos, es la madre de sus hijos.

Al borde del pasmo salgo del emotivo acto imaginando caravanas de autocares adornados con rutilantes pintadas que dicen cosas como estas: Los niños tienen pilila. Las niñas tienen vulva. Si naces con pilila debes respetar y defender a quien nace con vulva. Que no te engañe nadie. Si tienes pilila no debes sentirte superior a las de la vulva. Si naces con vulva, no te consideres nunca inferior a los de la pilila. Si intentan agredirte utiliza la autodefensa, ese arte conocido mundialmente como ‘patada en los huevos del verraco y salir corriendo’, un método científico muy eficaz para seguir con vida. Y no olvides nunca que los muy machos con avenates, suelen endiñar patadas en la vulva, ese lugar sagrado para todos los bien nacidos que saben valorar la dignidad de los humanos cuando vienen al mundo. Porque todos nacemos desnuditos, en curitates, los de la vulva y los de la pilila.

Y ya metido en el laudatorio quiero decir que estoy de acuerdo con Ángeles Escrivá Chordá, profesora de la Universidad de Huelva que nos visita, ha leido a Araceli R. Arjona en el CÓRDOBA y me apunta: «Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, seres de luz que a los seres alma de seres les dimos».