El actor y dramaturgo Sam Shepard falleció el pasado jueves a los 73 años por complicaciones derivadas de la esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad neuronal que sufría, según explicó un portavoz de la familia. Shepard murió en su residencia de Kentucky (EE.UU.) tras una larga carrera en la que destacó como uno de los escritores de obras de teatro más prominentes del movimiento Off Broadway, producciones teatrales independientes en Nueva York.

Shepard, que fue pareja durante 27 años de la actriz Jessica Lange, fue el autor de la obra Niño enterrado, que recibió el Premio Pulitzer en 1979, y estuvo nominado a un Óscar como mejor actor secundario por su papel en el largometraje Elegidos para la gloria. Como una de las figuras destacadas de Off Broadway, Shepard estaba considerado como una de las voces más originales de su generación, especialmente por su retrato del lado más oscuro de la familia estadounidense y los problemas de identidad de matrimonios, hermanos o amantes. El dramaturgo fue nominado además a otros dos premios Pulitzer por True West y Locos de amor, dos obras cuyo éxito las llevó a producirse más tarde en Broadway, y fue coautor del guión del alabado film Paris, Texas. Shepard no tardó en recibir buenas críticas después de iniciar su carrera como dramaturgo, y ya en 1965 recibió un premio Obie por Chicago y Icaru’s Mother, y por Red Cross y La Turista en 1966. También destacó como intérprete y participó en numerosas películas, como El informe Pelícano, Magnolias de acero, Agosto, Mud, Black Hawk derribado y Elegidos para la gloria, además de actuar en representaciones en Off Broadway.

Uno de los últimos trabajos en los que Shepard participó fue en el papel de Robert Rayburn, el patriarca de la familia Rayburn, en Bloodline, la exitosa serie estadounidense de Netflix.