Iba para arquitecto, pero las circunstancias llevaron a Alberto Montejo (Córdoba, 1966) a la arqueología, lo que le ha dado la oportunidad de conocer la historia a través de la evidencia física. El templo romano fue su primera experiencia cuando aún era estudiante, para después, ya titulado, adentrarse en el mundo de Cercadilla y desde entonces tiene «mucha tierra» a sus espaldas. En el 2014 se convirtió en funcionario de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, aunque fue en 1999 cuando inició su idilio con Medina Azahara, yacimiento del que desde mayo asume la dirección, un cargo al que se enfrenta en un momento crítico para estos restos arqueológicos, que, en su camino hacia el título de Patrimonio de la Humanidad, encara, a finales de septiembre, un importante examen por parte de la Unesco que realizará un experto de «alto prestigio internacional» que durante tres días mirará con lupa la ciudad palatina. «Trabajo bien bajo presión», dice el arqueólogo, que tiene «fe ciega» en que Medina Azahara alcance el reconocimiento, y su única preocupación es su futuro.

-Llega a la dirección de Medina Azahara en un momento decisivo y emocionante para el yacimiento. ¿Cómo se ha tomado el reto?

--Pues como eso, como un gran reto. Medina Azahara tiene todas las cualidades para incluirse en la lista de la Unesco y ahora estamos trabajando en los preparativos de la visita del evaluador.

-¿Está lista la ciudad palatina para pasar revista?

--Sí, solo faltan algunos flecos. Esto es como una boda. Lo que ocurre es que tenemos bastantes problemas de personal, algo que vamos a intentar solucionar.

-¿En qué aspectos se están centrando ante esta prueba? ¿Qué mirará con lupa el evaluador?

--Cómo gestionamos el yacimiento, el entorno y su protección, y qué respuesta se dan a los problemas que surgen diariamente en más de 2.000 hectáreas de zona protegida. Creo que lo que más va a mirar con lupa son las parcelaciones ilegales. En la gestión, investigación y conservación creo que somos punteros a nivel mundial. El único punto negativo de la candidatura son esas construcciones. Se tiene que asumir que esto no es un tema local de Córdoba, que transciende a lo autonómico y estatal, y la gente debe darse cuenta de que hablamos de algo a un nivel mundial.

-En este tema, y después del congreso que se celebró sobre el yacimiento, parece que hay divergencia de opiniones.

--Creo que las parcelaciones son un obstáculo. No solo se trata del recinto amurallado de la ciudad, sino de todo el entorno de protección, donde hay numerosas construcciones. Porque también hay que proteger los valores paisajísticos. La ubicación de Medina Azahara no es gratuita, tiene mucho que ver con sus connotaciones paisajísticas. El impacto de esas parcelaciones es muy fuerte en ese sentido. En las últimas décadas se ha destrozado mucho del entorno, y esto es de interés general.

-¿El evaluador verá iluminado el yacimiento en septiembre?

--Sí, uno de esos días se hará una visita nocturna.

-Esas visitas nocturnas necesitarían una ampliación de la plantilla, aunque solo sea por seguridad. ¿Estamos en situación de poder hacerlo?

--Sí, lo que hay que buscar es la manera, y en este momento estamos diseñando distintas alternativas para la apertura nocturna y que sea lo antes posible. Esperamos poder hacerlo en septiembre. En cuanto a los trabajadores, todos los recursos son pocos. Pero con la ley presupuestaria a nivel nacional que impide la contratación y reposición de plazas, ahora es imposible. También queremos ampliar la zona de visitas y esperamos que en el próximo presupuesto se contemple una partida para contratación de personal.

-Nadie duda de que el yacimiento merece el título, pero España y Córdoba ya gozan de muchos reconocimientos de la Unesco y Lacalle advirtió de este detalle cuando anunció la candidatura de Medina Azahara. ¿Le parece un escollo importante?

--Yo creo que no. Es verdad que la balanza puede estar un poco descompensada en determinadas zonas del mundo, pero ¿qué culpa tenemos de tener la historia que tenemos? Es arrolladora.

-Pese a su conocimiento y experiencia en la ciudad palatina, ¿le ha resultado complicado este cambio de ámbito de actividad en este momento de presión?

--No. En absoluto. Además, trabajo bien bajo presión. No me preocupa la obtención del título, tengo fe ciega en que lo conseguirá. Lo que me preocupa es su futuro. Tenemos que llevar a cabo determinados trabajos que han estado parados debido a la crisis y hay que buscarles soluciones.

-Dos viejas metas de Medina Azahara tienen que ver con la conexión, tanto de la ciudad al yacimiento como de los propios restos al museo. ¿En qué momento están ambos proyectos?

--Ahora está todo paralizado y depende de varias administraciones. El transporte urbano es competencia del Ayuntamiento, que debe dotar de una línea que vaya al yacimiento lo mismo que va a Leroy Merlín. Vamos a entrar en la liga mundial y esto es un asunto de todas las administraciones. Tenemos que estar a la altura de las circunstancias.

-Otra antigua aspiración es la apertura del Salón Rico. ¿Es un problema de financiación?

--En la primera fase, el problema ha sido el modificado de obra, y hay un inconveniente administrativo que está en vías de solución. En cuanto a la segunda fase de la restauración, que consiste en la reposición del ataurique en el lienzo oriental en la contrafachada y la fachada, ha terminado. La obra es muy compleja y a finales de año empezaremos de nuevo. El Salón Rico no está para la visita, pero mi intención es abrirlo por obras, hacer visitas reducidas para explicar lo que se ha hecho en el recinto, cómo se ha trabajado, la metodología, y lo que queda por hacer. Pero volvemos a los problemas de personal para abrir esa zona, algo que esperamos solucionar. Intentaremos abrir el Salón Rico lo antes posible y quiero que después del verano se abra el jardín alto.

-Según los expertos, el título multiplicaría el turismo. ¿Está preparada la ciudad palatina para ese aumento de visitas?

--Sí. Y un ejemplo fue la exposición de los Omeyas, que recibió a 400.000 personas.

-¿Le preocupa que el turismo se convierta en la meta y se abandone la investigación?

--Mucho. No podemos caer en la banalización de la cultura. Yo espero que el visitante aprenda algo cuando acuda al yacimiento, que tenga una experiencia que lo enriquezca como persona. La investigación es la pata más importante de Medina Azahara.

-Al margen del trabajo que genere la candidatura, ¿Cuáles son sus prioridades?

--Abrir el Salón Rico, ya que es muy demandado y hasta los visitantes plantean hojas de reclamaciones. Otra prioridad es la recogida de atauriques y su puesta en valor, además de convertir a Medina Azahara en un centro de investigación de referencia facilitando la estancia a los investigadores, aunque en la investigación siempre andamos cortitos de presupuesto. Esto es una herencia que tenemos que gestionar nosotros y puede convertirse en una gran zona verde de Córdoba con un inmenso valor patrimonial. De nosotros depende si vamos en la línea de protección o de destrucción de ese bien.