Hace 4 años, un grupo de alumnos de la Escuela Politécnica Superior de Córdoba se puso en contacto con la profesora Pilar Dorado para un proyecto. Estos, junto con la profesora, se animaron a participar en el campeonato Motostudent que organiza TechnoPark, entidad del gobierno aragonés y ligada al circuito MotorLand, dedicado a promocionar todo lo relacionado con el motociclismo de competición. Ahí comenzó el sueño de este grupo de estudiantes que ha logrado un séptimo puesto, a principios del mes de octubre, en una cita que reunió a 55 participantes de nueve países.

Motostudent es una competición en la que estudiantes de todo el mundo pueden fabricar un prototipo de moto y participar en una actividad que no solo supone correr, si no que, además, implica diferentes procesos. En el primero de ellos, todos los estudiantes que participan tienen que hacer un proyecto completo del desarrollo de su máquina. Además de esto, tienen que realizar un proyecto de una innovación que presenten con respecto al resto, y un tercer apartado consistente en un trabajo completo de cómo fabricar esa moto en serie para su comercialización. Tras ellos, viene la parte práctica, en la que se somete a la moto a una serie de pruebas, como la verificación de distintas características que posibiliten su participación en las pruebas posteriores. Esta fase de verificación se compone de una prueba de tipo estática (frenos, ruedas o seguridad); una segunda prueba dinámica en la que un piloto de competición de la empresa TechnoPark coge la moto y recorre el circuito para comprobar que es apta para la competición. Una vez superada la fase de verificación, siguen con las pruebas de frenado, agilidad o circuito y la prueba de aceleración. Tras ellas, viene la competición en sí, las pruebas cronometradas y la carrera.

Con esta motivación, en 2014 estos estudiantes se pusieron de acuerdo con la profesora Dorado, que buscó a otros dos profesores, entre ellos Rafael Pérez, organizando la primera experiencia. En esta quedaron como subcampeones del mundo. «Cuando volvieron, todo fue buenaventuras y alegrías, pero fue mas una experiencia de los chicos que de la universidad», cuenta el director del Aula del Motor, Rafael Pérez. «A partir de ahí, la universidad se dio cuenta de que eso había que respaldarlo y tomar una iniciativa en la cual estuviera mucho más amparada por las instituciones y el profesorado», dando lugar así al Aula del Motor. Esta propuso, entre otros temas, seguir compitiendo en Motostudent. «Por primera vez, en esta edición, había la posibilidad de crear una moto eléctrica», por lo que formaron dos equipos, uno de petrol, con experiencia la vez anterior, y otro equipo eléctrico, totalmente nuevo. El equipo con mayor experiencia fue encabezado por Rafael Pérez, que había estado la vez anterior, y el eléctrico lo coordinó el profesor de la rama de Ingeniería Eléctrica de la UCO, José Ramírez Faz. Cada uno comenzó así a acometer el proyecto entero, desde los patrocinadores hasta la competición. Ambos equipos estaban formados por 20 alumnos, aproximadamente. Después de casi dos años buscando sponsor, diseñando y fabricando, en octubre han llegado a la fase final tras el ensamblamiento del proyecto, alcanzando la séptima posición. «Nuestra moto pudo llegar en segunda o tercera posición, pero el piloto tuvo un accidente en la penúltima vuelta», cuenta Rafael Pérez al comentar las altas posibilidades que tenía la UCO en dicha competición. «Los alumnos han disfrutado mucho porque es una experiencia inolvidable. Nos tratan como si fueran motos de grandes premios, con equipos de todas partes del mundo», en una competición de ingeniería universitaria, en la que la UCO, «con trabajo y dedicación», estuvo a la altura. El Aula del Motor y la UCO, a través de sus instituciones, quieren promocionar esta participación y que llegue a institucionalizarse para que «los alumnos que quieran se unan al proyecto que une a las mejores universidades politécnicas».