El Claustro del día 24 de enero es el elegido por la actual defensora universitaria de la Universidad de Córdoba, Carmen Jiménez, para poner punto y final a su labor al frente de esta institución de defensa de los estudiantes, que ha desempeñado durante ocho años, una etapa que ella misma califica de «mucha intensidad», pero de la que hace un balance «muy positivo». Ejercer como defensora exige un alto nivel de responsabilidad con la institución y con la comunidad universitaria, «al coste incluso de renunciar a proyectos profesionales individuales y de trabajar en la más absoluta soledad con el fin de garantizar la independencia que debe imperar en nuestras actuaciones», comenta la actual defensora.

Carmen Jiménez Salcedo es profesora titular de Derecho Romano de la UCO, desde el año 2002, desempeñando el trabajo de defensora universitaria desde el año 2008 hasta la actualidad. Ha sido secretaria del departamento de Ciencias Jurídicas Internacionales e Históricas y Filosofía del Derecho y Secretaria de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales. Del mismo modo es miembro de la ejecutiva de la Conferencia Estatal de Defensores Universitarios (CEDU), desde octubre del 2015. Actualmente es investigadora principal del proyecto de excelencia del Ministerio de Economía y Competitividad Experiencia administrativa romana. Delitos por actividad ilícita de los magistrados (corrupción), así como autora de dos monografías y más de una veintena de artículos publicados en revistas nacionales e internacionales, impartiendo docencia en universidades de Italia y Alemania. Tras su larga trayectoria al frente de la Oficina del Defensor Universitario de la Universidad de Córdoba, Carmen pone punto y final a su cargo, al que optará la profesora titular de Derecho Civil de la facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales de Córdoba, Carmen Mingorance Gosálvez, que se perfila como la persona que la relevará. La decisión deberá contar con el refrendo del Claustro que tendrá lugar el próximo 24 de enero, en el que Carmen Jiménez presentará además el balance anual de la Oficina del Defensor, como último acto al frente de esta.

La función fundamental de la defensora universitaria es «supervisar, comprobar e inspeccionar» el funcionamiento de la administración universitaria, «persiguiendo que se cumpla la normativa y se respeten los derechos y los intereses legítimos de las personas», señala Jiménez. «Nuestro único objetivo es solucionar problemas, gestionar conflictos, proponer mejoras y, de esta manera, contribuir al buen funcionamiento del servicio público fundamental que es la educación superior», añade. En cuanto al balance de sus ocho años como defensora, Carmen se siente «muy satisfecha ya que, en todo este tiempo, he escuchado a muchas personas y, en la mayoría de los casos, hemos podido solucionar favorablemente su situación, además de hacer propuestas de creación y modificación de normativas académicas que han supuesto una mejora en el funcionamiento de la universidad»; una función que, en una semana, pasará a ser de Mingorance.