Hace días que los alumnos empezaron las clases, pero fue ayer cuando la Universidad de Córdoba celebró el acto oficial de apertura de curso, que llega en un momento en el que se debate cuál va a ser el nuevo modelo de financiación de las universidades públicas andaluzas. Como ya es sabido, la UCO aspira a un cambio de modelo que en lugar de primar por encima de todo cuestiones como el número de alumnos, que normalmente es mayor en las ciudades más grandes, tenga en cuenta los resultados de investigación y la excelencia, en los que Córdoba gana enteros. Con la vista puesta en este cambio de paradigma, el consejero de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, presente en el acto inaugural, confirmó a los medios que, si bien se está negociando el futuro de la financiación universitaria, los cambios del modelo irán en ese sentido con el fin de dar más equidad al reparto de los fondos. «El nuevo modelo buscará ser más flexible y mejorar no solo las cantidades sino también dar más certidumbre, permitiendo que las universidades continúen su camino hacia la excelencia».En ese intento de certidumbre, el consejero informó de novedades introducidas en los últimos meses como un nuevo plan de pagos con el que las universidades han podido iniciar el curso sabiendo su asignación de antemano y sin los problemas de tesorería que han arrastrado desde que empezó la crisis. La deuda, que llegó a ser de 900 millones de euros, ronda ahora los 220 millones «y en universidades como la de Córdoba se ha reducido a cero», indicó. Ramírez de Arellano puso en valor que «la UCO se ha caracterizado por su apuesta por la especialización y el liderazgo científico en proyectos como el campus agroalimentario Ceia3». Asimismo, aclaró que «no cuesta igual una facultad de Medicina que una de Humanidades y eso tiene que reflejarse en la financiación».

El rector de la UCO, José Carlos Gomez Villamandos, confirmó que la deuda atrasada se ha abonado si bien aprovechó su discurso para recordar al consejero que «el actual modelo es perjudicial para universidades como la de Córdoba» y agradecerle «la determinación con la que ha acometido el diseño del nuevo sistema, confiando en que sea más justo y dé respuesta equitativa a las necesidades y singularidades de cada universidad».

El rector informó además de que la Universidad de Córdoba ha conseguido para este año 3 millones de euros de convocatorias públicas del Ministerio de Educación «mejorando así la tasa de éxito de la UCO» y que a lo largo del curso se incorporarán un nutrido grupo de profesores ayudantes doctores, 122 en total. Estas incorporaciones pretenden propiciar una de las grandes aspiraciones de la UCO en los últimos años, el relevo generacional, con la llegada de savia nueva. Gómez Villamandos valoró que «el Plan Propio de Transferencia empieza a dar resultados, ya que están aumentando los fondos que nos llegan por esta vía y mejorando la relación de la Universidad de Córdoba con el sector productivo». El consejero, por su parte, aseguró que las tasas universitarias seguirán siendo de las más bajas de España y se refirió a la puesta en marcha «antes de que acabe el año» del nuevo Plan Andaluz de Investigación (Paidi 2020) que pondrá en circulación 170 millones de euros. En relación con la indefinición de la nueva prueba de acceso a la universidad, Ramírez de Arellano explicó que será lo más parecida a la actual «porque en un contexto de grandes incertidumbres no tiene sentido introducir nuevas preocupaciones a las familias», dijo, al tiempo que criticó que «el Gobierno en funciones siga hacia adelante intentando implantar unas reválidas nuevas sin consenso».

La secretaria general de la UCO, Carmen Balbuena, presentó ante el auditorio la memoria del curso pasado, que revela el estancamiento del número de alumnos matriculados en Córdoba, en torno a 18.500; la evolución al alza de los fondos obtenidos en convocatorias competitivas (7,8 millones en 2015 frente a los 5,9 del 2013) o el aumento en casi un 25% de la inversión destinada a infraestructuras y equipamientos de la UCO.