El premio Princesa de Asturias de la concordia ha sido este año concedido a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Dicha Orden es una institución católica que fue fundada por San Juan de Dios en la ciudad de Granada en 1593 y que se dedica especialmente al cuidado de enfermos. Dicha institución cuenta con mil miembros y atiende, cada año, en todo el mundo, unos 53 países, a alrededor de 27 millones de personas. Cuenta con unos 55000 profesionales, 350 centros sanitarios y 9000 plazas sanitarias. Debido a la epidemia de ebola, este año, murieron dos miembros españoles de la congregación: Miguel Pajares y Manuel García Viejo y 16 más de otros países; pero debido a su presencia en estos lugares y a su labor abnegada pudieron salvar la vida de muchas personas en los países afectados. El acta del jurado para la concesión del premio ha sido dada a conocer por el Presidente del Principado Javier Fernández, que ha elogiado la labor que realiza la institución en la protección a las personas más desfavorecidas y a las personas con riesgo de exclusión, y esto en la difícil situación del mundo actual amenazado en tanto frentes diversos y por tantas situaciones caóticas. Actualmente la Orden trabajar también en la atención a refugiados en Austria y Alemania; pues no pueden cerrar sus ojos ante la avalancha inhumana de personas que huyen de la guerra en Siria e Irak fundamentalmente. La candidatura fue propuesta por la Profesora de Ciencias Sociales y miembro del jurado: Marta Elvira Roja. La candidatura supero a la puntuación obtenida por las otras 27 candidaturas presentadas desde diversos países. S.M. el Rey Don Felipe VI ha sido Presidente de Honor de la Fundación desde su constitución en 1980. Tras su proclamación como Rey de España el 19 de junio de 2014, S.A.R. Doña Leonor de Borbón y Ortiz, Princesa de Asturias, ostenta la Presidencia de Honor de esta institución, que convoca anualmente los Premios Princesa de Asturias. Es de elogiar la ingente labor humanitaria y caritativa que instituciones de la iglesia católica realizan en todo el mundo. Muchas de estas instituciones realizan su labor social y humanitaria en lugares sometidos continuamente a peligros: de guerras, de terrorismo, de epidemias, de hambrunas; y tienen además que compartir su existencia a veces con: sistemas dictatoriales peligrosos e irracionales, con fanáticos, con guerrilleros; y tienen que afrontar dignamente estas dificultades y lo hacen por Jesucristo y por amor a sus hermanos que sufren y que son víctimas en muchos casos de la maldad del ser humano o de la indiferencia. Por eso hay que agradecerle a la Fundación Princesa de Asturias que haya otorgado este premio a esta labor humanitaria y social de tan alto valor moral en beneficio de los seres humanos más desfavorecidos.