Es indiferente aquello a lo que te propongas superar. Ya puede ser una mala situación económica, familiar, laboral, sentimental, de salud… Da igual. Mientras que te quede un resquicio de vida y tu cabeza te permita iniciar un plan de actuación sin escrúpulos, ya has comenzado la batalla que, hasta hoy, siempre evitaste por tu cobardía. Como en todo, siempre hay un comienzo y un final. Pero, el que nada comienza nada acaba. Es muy cómodo esperar el final de lo que tú nunca comenzaste por voluntad propia. No te derrumbes y continúa. Aunque creas que todo está en tu contra, la lucha diaria te irá haciendo más fuerte. Alíate con la grandeza de estar en esta parte de la realidad y no se la entregues a la que ignoras; encaramado en el desesperante pesimismo que te ciega.