Necesitamos una base bastante sólida donde apoyar nuestra ignorancia. La pobre, campa a sus anchas por los vericuetos de la desidia, buscando donde anidar y hacerse fuerte ante tanta ignominia. En el abandono de nuestras capacidades mentales nacen las raíces de una vida dedicada por completo a vegetar. Ignorando qué se siente, ante unas expectativas de una vida plena, llena de proyectos y expectativas de progreso intelectual. Esa solidez donde descansa la ignorancia, también viene instalada de serie en algunos genes de origen desidioso, transmitidos a lo largo de generaciones; que posteriormente, pueden mutar hacia cómodas posiciones dogmáticas, bien diseñadas por los Illuminatis, para apaciguar al rebaño. La sólida base de la ignorancia descansa, a pierna suelta, en connivencia con la dejadez.