Con su característica: • “Humildad, sencillez, sabiduría, y humanidad” Benedicto XVI agradeció emocionado: • “El Doctorado Honoris Causa”. Conferido: • “Por la Pontificia Universidad Juan Pablo II y por la Academia Musical de Cracovia”. Condecoración que se celebró, el 4 de julio, en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo. En un acto solemne y al mismo tiempo profundamente entrañable y familiar, el Papa emérito Joseph Ratzinger, expresó su gran y cordial agradecimiento y recordó el ejemplo vivo de nuestro gran santo Juan Pablo II. Y nos dice el Papa emérito J. Ratzinger: • “Me alegra sobre todo el hecho de que, de este modo, se vuelven aún más profundos mis lazos con Polonia, con Cracovia, con la patria de nuestro gran santo Juan Pablo II. Porque sin él, mi camino espiritual y teológico no sería ni siquiera imaginable”. • “Con su ejemplo vivo, él mostró cómo pueden ir de la mano, la alegría de la gran música sacra y la tarea de la participación común en la sagrada liturgia, la alegría solemne y la simplicidad de la humilde celebración de la fe”. Joseph Ratzinger reflexionó sobre: “Tres experiencias singulares”, en las que brota la música: • La experiencia del amor. • La experiencia de la tristeza. • Y el encuentro con lo divino. Y también nos dijo, con la Constitución sobre la Liturgia del Concilio Vaticano II, la importancia de conservar e incrementar el patrimonio de la música sacra. Benedicto XVI recordó una vez más a su amado Predecesor y nos dijo: • “Si pensamos en la liturgia celebrada por San Juan Pablo II en cada continente, vemos toda la amplitud de las posibilidades expresivas de la fe en el evento litúrgico”. • “Y vemos también cómo la gran música de la tradición occidental no es algo extraño a la liturgia, sino que nació y creció en ella y, de este modo, contribuye siempre de nuevo a darle forma”. Y destacó que para él la música sacra es: • “Una demostración de la verdad del cristianismo”. • “Lugar del encuentro con la verdad”. • “El encuentro con el verdadero Creador del mundo”. • “Una realidad de rango teológico y de significado permanente para la fe de toda la cristiandad, aunque no es necesario que se ejecute siempre y por doquier”. Y continúa: • “Agradezco de corazón la actividad de las dos Universidades que me confieren este Doctorado Honoris Causa. Ellas contribuyen esencialmente para que la fe cristiana permanezca viva junto, y gracias, a la ayuda inestimable y valiosísima del gran don de la música”. • “Por ello agradezco de corazón a todos ustedes, no sólo el honor que me han reservado, sino también todo el trabajo que desarrollan al servicio de la belleza de la fe. • Que el Señor los bendiga a todos ¡Alabado sea Jesucristo!». Para terminar, por su parte, el Card. Dziwisz, Metropolitano de Cracovia y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Juan Pablo II puso de relieve: • “La gran alegría de todos por este encuentro insólito”. • “Y la gratitud de la Iglesia de Cracovia a Benedicto XVI por su servicio pontificio y su cercanía”. ¡Estamos seguros de que San Juan Pablo II ahora nos mira desde el Cielo y se alegra por este encuentro nuestro tan singular y genuinamente emotivo!