En la noche en la que Hermoso, Castella y Manzanares abandonaron la plaza de la calle Xátiva en volandas, un toro también mereció el honor de llevarse el recuerdo. Astusito marcó el límite del término bravura y fue la guinda perfecta a una gran corrida. Triunfo artístico y ganadero porque también valió y mucho el quinto, otro buen toro de Núñez del Cuvillo.

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza obtuvo una oreja en cada uno de su lote de Fermín Bohórquez tras realizar dos buenos pases. Por su parte, el francés Sebastián Castella cortó dos orejas a su segundo y puedo resarcirse del poco juego que le propició su primer astado, del que solo pudo obtener el aplauso del respetable.

Por último, José María Manzanares tuvo suerte dispar respecto al francés, ya que las dos orejas las consiguió de su primero toro.