Ganado: toros de Carlos Núñez, estrechos de sienes y poco ofensivos de pitones. Nobles y manejables en general, aunque justos de raza. Más encastado y completo el sexto.

Eugenio de Mora: dos orejas, y dos orejas y rabo.

Manuel Jesús 'El Cid': ovación y dos orejas.

David Fandila 'El Fandi': dos orejas y silencio tras aviso.

Plaza: registró media entrada en la décimo primera edición de la corrida a beneficio de ASPAYM, asociación de lesionados medulares.

La plaza de toros de Illescas, con su cubierta retráctil, pasa por ser el recinto taurino más funcional con que cuenta Castilla-La Mancha, una comunidad que desde hace once años es escenario de un festejo taurino, corrida de toros, a beneficio de ASPAYM, que va sumando importancia por varios motivos.

El primero, el fin benéfico por el cual se celebra, que además de la ayuda económica brinda resonancia pública a esta asociación de lesionados medulares; y en segundo, por los importantes triunfos que ha propiciado en su trayectoria.

La edición de 2015 volvió a estar impulsada, como las diez anteriores, por Eugenio de Mora, quien volvió a evidenciar el momento dulce que atraviesa. Sus dos faenas rebosaron entrega, sapiencia y gusto, sobre todo toreando al natural al primero, con muletazos de mano baja y compostura.

Su segundo tuvo más raza, aunque también más indefinición en sus viajes, por lo que el toledano optó por dejársela en la cara, tirar de las embestidas y ganarle la partida con firmeza de plantas. Además, remató sus dos faenas de grandes estocadas.

El Cid también pudo disfrutar. En su primero con la zurda, en una versión muy reconocible del torero sevillano, citando con la muleta abajo y tirando con suavidad del toro de Carlos Núñez, al que pinchó repetidas veces, perdiendo los trofeos.

En el quinto el disfrute vino al torear a la verónica en un mecido quite. Lamentablemente el toro se rajó pronto en el último tercio y El Cid no pudo redondear obra.

El Fandi anduvo, como es habitual, solvente y vibrante con capote y rehiletes en sus dos oponentes, si bien logró una mayor conexión con los tendidos en el tercio de banderillas del tercero, al que colocó cuatro pares.

Luego, con la muleta, sus trasteos tuvieron fluidez pero falta de compromiso, toreando en paralelo, escondiendo la pierna de salida en beneficio de la ligazón y la longitud de los muletazos, pero en perjuicio de la sensación de emoción y los cánones clásicos. Mató de contundente estoconazo a su primero, pero no así a su segundo, con el que se pasó de faena, llegando a escuchar un aviso antes pinchar.