FICHA DEL FESTEJO.- Toros de El Freixo, de variadas hechuras, caras y remates, y de excelente comportamiento. Destacaron primero, segundo y, sobre todo, el quinto, de nombre "Tirachinas", número 18, castaño, nacido en octubre de 2012 y de 474 kilos, premiado con la vuelta al ruedo.

Francisco Rivera Ordóñez "Paquirri", que sustituía a Roca Rey, oreja y ovación.

Julián López "El Juli", oreja con fuerte petición de la segunda y bronca al palco por no concederla, y dos orejas.

Paco Ureña, oreja y ovación tras aviso.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del matador de toros Gregorio Sánchez.

La plaza registró tres cuartos de entrada en los tendidos.

Corrida polémica por la controversia suscitada por la contratación de última hora de Paquirri en los carteles para sustituir al peruano Roca Rey, que el jueves pagó caro y con sangre su triunfo de una oreja en Badajoz.

El primero de Paquirri fue un toro sensacional de El Freixo al que diseñó una faena ligera y galerista, que, no obstante, fue bien aceptada por el público, que le acabó premiando con una oreja de un toro que era de lío gordo. Y tres cuartas de lo mismo con el cuarto, otro toro bueno del hierro de Julián López, con el que Paquirri no pasó de las meras apariencias. Saludó la ovación tras fallar a espadas.

Pero la verdadera polémica de esta feria está siendo la desmesurada intransigencia del palco. Si en la corrida de la víspera fue Cayetano el perjudicado, ayer lo fue El Juli, al que ningunearon una segunda oreja de su primero ganada a ley después de una faena rotunda, muy completa y brindada al cielo, seguramente al que fuera su maestro Gregorio Sánchez. Toreo de mando, largura y mano baja. Todo muy compacto, reunido y de ritmo creciente. El toro, a todo esto, de nota alta también, lo que permitió al torero recrearse en lo fundamental y en un fin de fiesta en el que no faltaron circulares, cambios de mano y otros alardes. Se enteraron todos menos uno, el usía, que le negó el doble trofeo.

No bajó el diapasón el madrileño con el quinto, otro excelente ejemplar de su propia ganadería al que volvió a cuajar de cabo a rabo, y sobre los mimbres del temple, el mando y el hilván. Lo mejor, sin duda, fue el toreo a izquierdos, barriendo el albero con media muleta, Sensacional Julián. Los tendidos pidieron el indulto del astado, que el presidente, sin salirse del guion, desatendió. Esta vez sí cayeron las dos oreja para El Juli, como también los honores póstumos en el arrastre para Tirachinas.

Paco Ureña estuvo sublime en su buen primero, al que cuajó una labor que aunó sentimiento, pureza, verdad, abandono y mucha expresión. Toreo inmaculado y, sobre todo, muy sentido, muy templado también, con cadencia, elegancia y suma autenticidad.No se guardó nada el murciano. Cumbre. Al natural fue el acabose por lo embebido que llevaba al astado, lo cerca que se lo pasaba y lo muy atrás que remataba cada muletazo. Solo faltó contundencia con la espada, de ahí la solitaria oreja que acabó paseando. Y tampoco anduvo acertado Ureña con los aceros en el sexto, de ahí que se esfumara la posibilidad de abrir la puerta grande tras otra importante faena.