Ganado: Toros de Alcurrucén, correctamente presentados y de pésimo juego. Manuel Jesús 'El Cid': pinchazo y estocada (silencio) y pinchazo, estocada hasta y descabello (silencio tras aviso).

Paco Ureña: estocada caída (silencio); y tres pinchazos, estocada habilidosa y tres descabellos (silencio tras aviso).

Joselito Adame: estonazo tendido y dos descabellos (oreja tras aviso); y estocada desprendida (oreja).

Plaza: 9 Rozó el lleno.

Mansada de Alcurrucén sin paliativos en la que los titulares fueron para el mexicano Joselito Adame, que abrió una puerta grande de poco peso específico. El tercero, largo como un velatorio transilvano, se repuchaba en el caballo, del que salió embistiendo a oleadas y con andares de buey. Enroscarse aquella anatomía en la cintura debió ser como hacerlo con una pitón, así que Adame aprovechó la movilidad desclasada del animal por el pitón derecho para conducirlo en línea. Le buscó las vueltas y lo encontró en una faena que fue de más a menos. El cañonazo con el estoque desató la alegría en unos graderíos repletos. Con un público dispuesto a aplaudir, el azteca buscó otra oreja con molinetes, giros y martinetes, ante el deslucido sexto. Otro espadazo, fuerte petición y nuevo trofeo. Puerta grande de poca importancia.

Mérito tuvo Paco Ureña en el segundo, serio y con volumen, que planteó problemas. Muy cruzado, hizo un serio esfuerzo para tirar de él atrás y lo consiguió con la derecha. Trataba de ser ético y profesional y por poco pierde el corbatín de un pitonazo. Tampoco pasó un buen rato con el quinto, un manso que sembró el caos en los primeros tercios y al que le costó cuadrar.

El Cid, siempre con la muleta retrasada, no fue capaz de afincar al huidizo primero, que recorrió varias zonas del ruedo. En el cuarto, se demoró mucho jugando al unipase.