Ponce se sintió contrariado con el primero de la tarde desde que se hizo presente en el ruedo. Ni en el capote ni la muleta sirvió un toro blando y soso, que no tuvo ni un pase. El valenciano alargó la faena sin demasiado convencimiento con tandas espaciadas de medios pases sin continuidad. No le fue mejor a Ponce con el cuarto, otro blando y soso animal que perdió las manos a cada muletazo. Medios pases por alto en un intento baldío de faena por la falta de clase y transmisión del burel.

La faena de Castella al segundo bis no tuvo ni continuidad ni emoción. Ya con el quinto bis, un toro a menos que acabó parado, Castella logró ligar algunas tandas por el derecho antes de que tirara definitivamente la toalla. Ya en cercanías, con el péndulo y medios pases, finalizó una labor simplemente aseada, que, como su primero, fue premiada con una orejita.

Roca Rey fue, sin duda, el gran triunfador de la tarde. Con su primero estuvo variado y muy decidido con el capote. El toro, al que le faltó fuerza y clase, al menos le permitió ligar sin enmendarse, aunque la conexión entre toro y torero no siempre fue fácil ya que el animal no acabó de romper. Todas estas carencias las suplió el peruano con un valor enorme y entrega absoluta. Al sexto se lo sacó a los medios con torería manejando el percal. Tremenda disposición y valor sereno de Roca Rey ante un toro que no humilló ni acabó de pasar pero, a base de insistir y de aguantar, logró sacar el peruano agua de un pozo vacío. En cercanías volvió a mostrar arrojo y firmeza. H