Es cosa tristemente curiosa que de los cuatro matadores que en la historia del toreo usaron como apodo el de Pepete, tres de ellos fueran víctimas de cogidas mortales. Vamos a recordar para nuestros lectores los principales datos biográficos de los protagonistas de dichas tragedias y, por añadidura, del que adoptó el alias en cuarto y último lugar, que, por cierto, fue el único que salió libre del maleficio.

PEPETE I

Este Pepete I --José Dámaso Rodríguez y Rodríguez-- vio la luz primera en Córdoba el 11 de diciembre de 1824. En sus principios profesionales puede decirse de él que fue más atleta que torero, pero no hay quien pueda negar que tuvo un valor lindante con la temeridad. Comenzó su aprendizaje como subalterno en las cuadrillas de su paisano Antonio Luque Camará y José Redondo El Chiclanero. Llegó a la alternativa el 12 de agosto de 1850, en Sevilla, de manos de Juan Lucas Blanco y su presentación en Madrid se efectuó el 4 de julio de 1852 en una corrida benéfica en la que se lidiaron catorce toros, actuando como espadas Cúchares, El Ciclanero, El Cano, Puchete, Don Gil y un aficionado apellidado Fernández Oliva. Pero en aquella ocasión, Cúchares, que era el director de lidia, no cedió a Pepete los trastos de matar para confirmar el doctorado, sino que lo hizo posteriormente, el 27 de junio de 1853, el espada Cayetano Sanz.

Precisamente con éste toreó Pepete de nuevo en el coso matritense, el 20 de abril de 1862, para lidiar tres toros de Agustín Salido y otros tantos de Antonio Miura. A este último hierro pertenecía el segundo toro de la corrida, llamado Jocinero , el cual cogió a José Dámaso al intentar realizar un quite y le infirió una gravísima cornada que determinó su muerte. El cadáver del bravo e infortunado torero recibió sepultura en la Sacramental de San Luis y San Ginés, de la capital de España.

Releyendo el libro Paseos por Córdoba , de don Teodomiro Ramírez de Arellano, en su página 145 advertimos un extraño lapsus en el que se atribuye la muerte de Pepete I a un toro de Veragua, cuando en realidad el astado que mató al diestro cordobés pertenecía a la vacada de Antonio Miura. Así lo consignamos para que las cosas históricas queden en su justo lugar.

PEPETE II

El segundo en ostentar el apodo Pepete nació en San Fernando (Cádiz), el 14 de mayo de 1867, y era su nombre José Rodríguez Davie. La verdad es que, como novillero, hizo abrigar a la afición halagüeñas esperanzas, que más tarde no tuvieron confirmación alguna. Pero su presentación en Madrid, el 5 de agosto de 1888, le ilusionó de tal manera que no dudó un solo momento en escalar el peldaño superior con la adquisición de la alternativa, que en la plaza del Puerto de Santa María le otorgó don Luis Manzzantini el 30 de agosto de 1891, con Antonio Arana Jarana y toros de Benjumea.

Nada menos que Guerrita se encargó de confirmar aquel doctorado el 3 de septiembre del mismo año. De momento, Pepete II mantuvo su cartel en un tono discreto, pero en 1893 dio el batacazo definitivamente. A duras penas se mantuvo en determinados carteles, hasta que sobrevino lo irremediable el 12 de septiembre de 1899, cuando actuaba en Fitero (Navarra). Un toro de la ganadería de Zalduendo, corrido en tercer lugar y llamado Cantinero , le cogió al saltar la barrera tras el diestro, infiriéndole una gravísima cornada en el muslo izquierdo, a consecuencia de la cual falleció 24 horas más tarde.

PEPETE III

Su nombre era José Gallego Mateo pero, acaso por capricho, se anunció en los carteles como José Claro. Había nacido en Sevilla el 19 de marzo de 1883. Lo cierto es que causó gran revuelo su presentación ante sus paisanos, que vieron en él poco menos que una promesa cierta del toreo; tenía el hombre, desde luego, buenas cualidades artísticas y no andaba falto de valor. Pero no le respondían las facultades físicas. No obstante, se presentó en Madrid el 11 de mayo de 1905 para actuar en una novillada de ocho reses --la mitad del hierro de Veragua y la otra mitad de Bañuelos, alternando con Regaterín, Bienvenida y Angelillo--. Y aquel mismo año, el 28 de septiembre, se hizo matador de toros en Sevilla, en una corrida de Murube, apadrinado por Bonarillo y como testigo Ricardo Bombita, doctorado que confirmó el 27 de mayo de 1906 en una corrida de beneficencia en la que Antonio Moreno Lagartijillo le cedió un toro de Veragua, figurando también en el cartel Antonio Fuentes y Antonio Montes.

Fue Pepete III muy castigado por los toros, pues durante cinco años que permaneció en la categoría superior sufrió nada menos que siete cornadas graves y, como trágico epílogo, la que le propinó en Murcia, el 7 de septiembre de 1910, el toro Estudiante , de la vacada de Parladé, que fue causa de su muerte.

PEPETE IV

Este Pepete IV --José Puerta Carvajal-- también era nacido en Sevilla, el 15 de mayo de 1894, y dio sus primeros pasos como subalterno. Más tarde actuó como novillero y su presentación en Madrid la hizo alternando con Hipólito y Félix Merino, el 10 de septiembre de 1916, lidiando novillos de Domecq. Lo cierto es que Pepete IV no convenció ni poco ni mucho a la afición, pero se hizo matador el 21 de agosto de 1924 en Antequera. El padrino fue Bienvenida y el testigo Manolo Belmonte. Duró muy poco en el toreo, y a Dios gracias salió indemne.