Había pasado ya una tediosa hora y cuarto de corrida, entre pausas y paseos de los toreros ante un toro venido rápidamente abajo y otro que huyó a las tablas, cuando salió al ruedo un voluminoso y serio sobrero con el que la tarde, y la feria, dio un vuelco espectacular. Y no porque el de Toros de Cortés pusiera demasiado de su parte sino porque con él hizo el peruano Roca Rey un alarde de firmeza, ambición y determinación que le llevó a cortarle dos orejas con una clamorosa rotundidad. El joven diestro puso la plaza en ebullición y provocó los olés más roncos de cuanto va de Feria de Abril. Y en el sexto no pudo cortar oreja para salir por la Puerta del Príncipe.