Una tarde aciaga se mire por donde se mire. Porque a los santacolomas de San Martín, muy en el límite de todo, les faltaron codicia, transmisión e, incluso, vida en algún caso. Pero a los novilleros tampoco se les vio muy allá que digamos, como el caso de Fernández, porque le faltó convicción para redondear dos faenas; o como Abel Robles, porque se le nota el muy poco bagaje que atesora; y el tercero, Diego Carretero, sin opción con el lote menos apto.