Paco Ureña dejó sobre el albero de La Malagueta su alma en forma de faena soñada y que hizo soñar a todos los presentes ayer en Málaga. Su faena al primero de la tarde tuvo clase, profundidad, mano baja, temple, gusto...

Sobre la mano derecha se ha roto él y ha roto La Malagueta. Pena que por el pitón izquierdo el de Fuente Ymbro no fuera igual. Aun así lo intento el murciano, sobando al toro y consiguiendo reducir el defecto de soltar un gañafón al final de cada muletazo. Gran toro que derrochó clase y le permitió a Ureña realizar tan exquisita labor. El cuarto toro fue más desclasado y sólo le permitió al murciano dejar algún que otro detalle suelto de pureza y clase.

No tuvo mucha fortuna Javier Jiménez en el segundo toro de la tarde, un animal con clase pero que se vino abajo muy pronto y se volvió muy sosito en la muleta, sin transmitir nada al tendido. Lo toreó con gusto con el capote recitándole unas verónicas para proseguir con chicuelinas y una larga templada. Ya con la muleta, el animal se había venido muy a menos y Jiménez lo toreó con clase, pero la sosería del animal no transmitía lo que allí estaba ocurriendo sobre el albero. El quinto fue un animal que terminó rajándose al final de la faena de muleta después de que el sevillano estuviera bien, pero le faltara acople a la misma. .

El tercer toro de la tarde fue un animal muy exigente que puso en dudas a José Garrido e hizo que no brillase como se le espera. Recibió por faroles con dos rodillas en tierra al sexto José Garrido, en un claro ejemplo de querer remontar la tarde que cada vez se estaba poniendo más complicada en líneas generales.

Ya con la muleta, el extremeño lo intentó sobre ambos pitones pero encontró un animal poco colaborador.