Los rejoneadores Hermoso de Mendoza y Andy Cartagena abrieron ayer la puerta grande de la plaza bilbaína de Vista Alegre, al cortarles las dos orejas a los segundos toros de sus lotes por faenas de muy distinto corte y méritos, en el primer festejo de abono de las Corridas Generales de Bilbao.

Por dos palos muy distintos cantaron Mendoza y Cartagena, por mucho que en el balance final el nivel de sus éxitos quedara igualado. El palo de Hermoso fue el del rejoneo más templado y auténtico, el del toreo y la lidia a caballo más ortodoxa y poderosa, y el de la frontalidad y la pureza a la hora de clavar las banderillas. Comparado con el flamenco, el palo del navarro fue el de los cantes más hondos.

El palo por el que triunfó Cartagena fue el de la vistosidad y el más declarado populismo, buscando más las ovaciones con los alardes de doma y los gestos para la galería que con la ortodoxia del rejoneo.