El novillero cordobés Ignacio González, de 18 años de edad, sufrió el jueves una cornada en el pecho que a punto estuvo de costarle la vida, ya que el pitón del novillo que tentaba en el campo se quedó a escasos centímetros del corazón, según explicó ayer su apoderado, Rafael Muñoz. "Se ha salvado por un milagro, porque Dios ha dicho que no se vaya, pero yo creía que se moría en la plaza", aseguró Muñoz aún consternado por los dramáticos momentos que vivieron en su finca (en Morón de la Frontera) y en el posterior traslado del herido.

La cornada, según el apoderado, le provocó la "fractura de una costilla, le ha afectado la pleura, el pulmón y le ha rozado la membrana del corazón", un diagnóstico que todavía le tranquilizaba ayer en vista de que se esperaba algo mucho más trágico. Y es que los propios médicos que le atendieron en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla le comentaron a Muñoz, tras intervenir al torero, que "ha vuelto a nacer, que las cornadas en esa zona son mortales y que la suerte ha sido que el pitón giró y dejó el corazón a un lado".

LA PREOCUPACION DEL TORERO

De su lado, Ignacio González, que hoy debía actuar en Pozoblanco en la gran semifinal del ciclo de novilladas sin picadores de las escuelas taurinas andaluzas, solo se lamentaba ayer, sorprendentemente, de haber perdido esta oportunidad. Muñoz señaló que "en las primeras palabras que tuve con él, ya en la madrugada (de ayer), llorando me dijo que iba a perder lo de Pozoblanco".

Tras permanecer durante todo el día de ayer en la UCI, ya por la tarde el novillero fue trasladado a planta. Muñoz explicó que "después de que se le hicieran muchas pruebas, y como no presentaba grandes desgarros ni complicaciones, lo han sacado de observación", aunque la recuperación será larga.