Ganado: dos toros para rejones de Fermín Bohórquez, lidiados en primer y cuarto lugar, a menos el primero y noble y soso el otro; y cinco en lidia ordinaria de Alcurrucén, Victoriano del Río, Domingo Hernández y dos de Juan Pedro Domecq, el último de regalo, de variado comportamiento.

Pablo Hermoso de Mendoza: dos orejas y silencio.

Enrique Ponce: vuelta al ruedo, ovación, silencio, dos orejas y dos orejas en el de regalo.

Plaza: Nimes. Lleno aparente en los tendidos.

Enrique Ponce cortó ayer cuatro orejas en el festejo matinal de Nimes, con el que se le homenajeaba al cumplirse 25 años de alternativa, y abrió así la cotizada Puerta de los Cónsules, en una mañana en la que el rejoneador Hermoso de Mendoza paseó dos apéndices. Hermoso de Mendoza estuvo por encima de las condiciones de su primero, al que cuajó una faena vistosa y técnica premiada con las dos orejas tras un rejonazo certero. El cuarto fue un toro noble y algo soso frente al cual se mostró fácil pero fallón al matar.

Ponce tuvo que esperar al último de sus cuatro toros para expresarse y triunfar. Un noble toro de Juan Pedro fue el adversario ideal, y un tenor acompañó la faena cantando el aria Nessum Dorma . Entre la elegancia de Ponce, la nobleza del toro y la belleza del canto, la emoción se apoderó de los tendidos y la estocada caída no impidió la concesión de los trofeos. Estimando probablemente que estos dos trofeos sabían a poco, Ponce regaló el sobrero de Juan Pedro, que no tuvo ni la clase ni la movilidad del anterior. El valenciano suplió estas carencias con su sabiduría habitual y esta vez la música interpretó El himno al amor y cayeron otras dos orejas.

Los tres primeros fueron un toro violento de Alcurrucén, uno de Victoriano del Río exigente y uno de Domingo Hernández también brusco y áspero. Frente a todos Ponce mostró su sabiduría y su buen momento.