GANADO: Seis toros de Lagunajanda, el cuarto, del mismo hierro, lidiado como sobrero, de aceptable presentación y desigual juego.

FINITO DE CÓRDOBA: pinchazo y estocada tendida (oreja); dos pinchazos, estocada tendida y contraria y dos descabellos (saludos desde el tercio tras aviso).

MANUEL DÍAZ: estocada caída (dos orejas); pinchazo, estocada caída y dos descabellos (saludos desde el tercio).

PACO UREÑA: estocada (dos orejas); pinchazo y estocada (oreja).

PLAZA: Montoro. Más de media entrada. Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Pedro Cano Mena, asesor taurino.

Segunda comparecencia en la provincia de Paco Ureña en menos de un mes y nueva salida a hombros, en este caso en Montoro, donde el diestro murciano cortó tres orejas tras dos faenas en las que tuvo la ocasión de ofrecer fogonazos del toreo que atesora, gracias, todo hay que decirlo, a que fueron a parar a sus manos los dos toros más colaboradores de un encierro de Lagunajanda a cuyos ejemplares, en general, les faltó algo más de chispa.

Desde el saludo capotero al tercero de la tarde, con un ajustado quite por gaoneras tras el ya clásico picotazo de rigor, que es a lo que ha quedado reducido el tercio de varas, el murciano puso toda la carne en el asador con la muleta, iniciando la faena con unos ayudados por alto en pleno centro del ruedo, para seguir con varias tandas por el pitón derecho, de muy buen trazo y magníficamente completadas con soberbios pases de pecho, a las que siguieron dos tandas por el izquierdo, en las que su antagonista fue perdiendo fuelle, lo que hizo necesario que Ureña volviera a la diestra, siempre fiel a su estilo, para lo bueno y lo malo.

En el que cerraba plaza, con el que también estuvo muy airoso con el capote, especialmente en un quite por delantales, el murciano dejó destellos en varios pases sueltos, muy bien ejecutados pero de uno en uno, faltos por tanto de ligazón, a excepción del tramo final de su actuación, en el que logró enjaretar varias tandas por el pitón derecho con cierto empaque.

Acompañó a Ureña en su salida a hombros por la puerta montoreña Manuel Díaz El Cordobés, gracias a los dos apéndices que el rubio matador obtuvo en el primero de su lote, toro reservón y de brusca embestida, particularmente por el pitón izquierdo, al que había que dejarle los engaños para poder ligar varios pases seguidos, ya que a la mínima de cambio se desentendía de todo. Aprovechó Díaz la situación hasta que «cantó la gallina» y el lagunajanda no quiso saber nada, propinando una fea volvetera al matador tras entrar este a matar, sin consecuencias.

En su segundo, El Cordobés dejó varias tandas con la izquierda de muy buen trazo en una faena de muleta en la que insistió en demasía por el pitón derecho, perdiendo con los aceros lo que podría haber sido un trofeo.

Completaba la terna Juan Serrano, en la que era su segunda comparecencia del año en la provincia precisamente en una plaza en la que ha cosechado sonoros triunfos. No fue la de ayer una de esas tardes, aunque hubo argumentos para ello en sus dos toros, en los que Finito dejó destellos de su tauromaquia, particularmente en el cuarto bis, al que ejecutó una faena de menos a más y en la que en varios momentos hizo surgir de los tendidos sinceros olés con naturales de cartel. El mal uso de los aceros le privó de tocar pelo y de paso la salida a hombros junto a sus compañeros de cartel.