Ganado: Seis toros de la ganadería de Zalzuendo de aceptable presentación y juego, aunque no con demasiada fuerza.Posada de Maravillas:

pinchazo y estocada, una oreja; y pinchazo y estocada, dos orejas.Morante de la Puebla:

estocada, una oreja; y pinchazo y estocada, dos orejas.Alejandro Talavante:

pinchazo y estocada, una oreja; y pinchazo y estocada, dos orejas.La plaza:

El público prácticamente llenó la plaza.El extremeño Posada de Maravillas fue recibido con una gran ovación de la que hizo partícipe a sus compañeros de terna, antes de recibir a Velaluna, un toro negro burraco que no mostró demasiada fuerza. A las 17.15 horas recibió los tratos de matar de manos de Morante, en presencia de Talavante. Brindó a su tío Antonio y a su hermano Santiago, los dos matadores de toros, vestido de azul marino y oro.Trasteó por bajo al animal y compuso una faena suave, aliviando las pocas fuerzas del estado, pero compensada por la buena clase del animal. Remató con la espada tras un pinchazo y el toricantano fue premiado con la primera oreja de la tarde.Morante recibió al segundo de la tarde pegado a las tablas con un farol aplaudido por el público. Acto seguido, Zaragatero zarandeó al torero sin consecuencias aparentes, pero sí con rotura de la taleguilla y visibles signos de molestia. El toro, que tenía un peligro sordo y se dolió en banderillas, le obligó a torear en corto con el beneplácito del público. No brinda a nadie y al hilo de la tablas hilvana una faena ortodoxa y con sabor a torero caro, guisada con la derecha en un profundo silencio tan solo roto por los aplausos de un público entregado. El sevillano remató con vistosos naturales y una estocada para ganarse una oreja.Vago se llamó el cuarto de la tarde. Relamió los muletazos a un toro obediente en la composición de una faena larga y gustosa cocida al vapor del pasodoble Nerva. Levantó a la gente de sus asientos y paseó las dos orejas de su oponente. Escasito de fuerzas resultó el primero del extremeño Talavante, que sólo recibió una vara suave, a petición del torero, que no brindó la faena. El buen son en la embestida resalta la laboral del torero, que entusiasma al público con su quietud e improvisaciones casi siempre con la mano izquierda. Se perfila despacio y pincha antes de una estocada que es suficiente para que se le premie con una oreja y dos gallos que le lanza su amigo Ricardo de la Gala. Bonita presencia tuvo el quinto, con el que Talavante mostró su exquisito gusto lanceando como entrada a una faena iniciada con estatuarios, pespunteada con la mano izquierda y bordado de relieve con la derecha, que el público saborea y agradece.