Por supuesto que se ha actuado un poco cada año para ir remozando, adecuando y manteniendo el parque urbano de El Arenal, tanto para su uso cotidiano como para su gran función: albergar la Feria de Mayo. Pero, pese a todas estas intervenciones, hay que reconocer que son pocos y lentísimos los cambios en la Feria de Córdoba desde su primera edición, al menos para lo que se reclama. Más aún, puede decirse que lo que ha cambiado de la feria viene impuesto por los usos sociales, no por el desarrollo de planes: el tipo de música, los horarios (si hace 20 años hubieran impuesto que las casetas se cerrasen a las 6 de la madrugada, habría habido un motín), el tamaño de las casetas, la presencia de carpas-restaurante, el transporte, la costumbre de llegar a media tarde y dejar la Feria a partir de medianoche a los más jóvenes...

La Feria seguirá igual

Pues bien. Al parecer, y a menos que se nos sorprenda con una intervención en El Arenal a última hora (ni los procesos de contratación van tan rápido ni hay tanto dinero en el Ayuntamiento), la Feria del 2018 también seguirá esa tónica en sus bodas de plata con El Arenal.

Más aún: las escasas modificaciones que se han realizado hasta ahora para la próxima Feria no habla de cuestiones como la reclamada reordenación de casetas o medidas para permitir que se vayan abaratando los montajes permitiendo instalaciones permanentes. «Ya se habló con la Comisión Municipal de la Feria que este año era imposible acometer los cambios, será a partir del 2019», explicaba ayer la concejala de Promoción de la Ciudad, Carmen González.

Y es que los cambios, como el taqueado de más parte del pavimento o la adecuación de calles y zonas de descanso, requieren una planificación compleja, con el trabajo de la Gerencia de Urbanismo e incluso un posible cambio de la normativa urbanística. Y ya saben... ¡Con el PGOU hemos topado, amigo Sancho!

Y para colmo, «ya íbamos tarde para la Feria del 2018», recordaba hace 13 días Rafael Bocero, presidente de la Asociación de Casetas Tradicionales, que criticó al Ayuntamiento por el retraso en aprobar las bases para instalar las carpas. «Así no llegamos y, como siempre, sin consensuar», manifestaba a Diario CÓRDOBA.

Obras no, intenciones

Así que si la Feria del 2018 no cambiará en la forma (sería poco menos que un milagro), un año más sí que lo hará un poquito en espíritu, de manos de esa transformación de costumbres y de sensibilidad de la sociedad. En esta ocasión, centrada en la lucha contra el machismo y la violencia contra la mujer, ampliándose el programa pionero que colectivos de mujeres y solidarios que, a título particular, usaron el pasado año un protocolo y un sistema para arropar a toda mujer en caso de que se sienta acosada. Que no es poco cambio en la Feria.

El Ayuntamiento también ha puesto de su parte, concretamente ayer mismo con la incorporación a las bases de las casetas de la autorización para que los responsables del acceso (si así lo estiman discrecionalmente) paren al que porte «ropa o símbolos que inciten al sexismo» y prohibiendo la publicidad y el «uso de imágenes que cosifiquen el cuerpo de la mujer, la denigren o la usen como reclamo publicitario». Dos pequeñas frases, pero que pueden traer cola.

En todo caso, los cambios son menos de los que pedía Ganemos para las bases de la Feria 2018, especialmente tras el pleno de septiembre, cuando se aprobó por unanimidad luchar contra el sexismo en las fiestas, Así, Ganemos pedía que se incluyera en las bases de la Feria del 2018 un protocolo de protección a la mujer y que se puntuase a las casetas en virtud de su adehesión al mismo, propuso la concejala Vicky López.

Por su parte, también el PP pidió un mayor esfuerzo. La concejala Amelia Caracuel llegó a afirmar que el gobierno local se refugiaba en la polémica del sexismo como «una cortina de humo» para no solucionar las demandas de la Comisión Municipal y por no haber elaborado el prometido código de buenas prácticas. González rechazó las críticas de una y otra parte, recordando que un documento técnico como son estas bases no es el mejor instrumento para reconducir conductas, sino para cuestiones eminentemente técnicas.

En todo caso, los caseteros se lanzarán pronto contrarreloj, con menos tiempo que otros años, a montar las carpas de una Feria que este 2018 (en teoría) será menos machista, pero exteriormente sin apenas cambios. Y es que tras olvidados proyectos como la ampliación de la Feria al otro lado de la autovía, quién sabe si el plan de playa fluvial de Córdoba en esa otra parte de El Arenal acabará materializándose unos años antes de la reforma de la Feria. A este paso, si las casetas siguen sin cambios y los usos se transforman, se va a acabar bailando sevillanas en bañador.