La Gerencia de Urbanismo pretende tener entre el 2018 y 2019 una nueva zona industrial, la que nacerá en los terrenos que ocupó la antigua Azucarera de Villarrubia. El presidente de Urbanismo, Pedro García, anunció ayer en la mesa de polígonos celebrada en la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO) que el organismo municipal reanudará este año las obras de urbanización, que llevan paradas desde hace seis años, y que para el 2019 quiere «tener todo el polígono cerrado». García espera incluso que el 50% de la inversión prevista, 10,5 millones de euros provenientes de un aval, pueda ejecutarse este mismo año. Los terrenos suman 22 hectáreas, de las que un 80% tendrán uso industrial y se dividirán en parcelas de 3.000 a 10.000 metros cuadrados. Urbanismo ya ha sacado a concurso el contrato para la redacción del proyecto de terminación de las obras por 206.758 euros.

Pedro García asegura que Urbanismo «está intentado acelerar» esta iniciativa, «porque son 11 millones de euros para poner suelo industrial en carga, que va a servirnos también para el proyecto logístico y va a suponer muchos puestos de trabajo». García asegura que habrá poca diferencia entre este nuevo proyecto y el que quedó paralizado hace seis años y que será presentado a CECO cuando esté terminado para que haga sus aportaciones. Además de suelo industrial, en la parcela habrá espacio para viviendas y zonas deportivas, según explica García, que asegura que «será una zona que se va a quedar bantante bien y se unirá a otras partes industriales». Cerca está el polígono industrial de la carretera de Palma y el parque logístico.

Las obras de urbanización de la antigua Azucarera de Villarrubia provienen de un convenio firmado entre Urbanismo e Hivernia en octubre del 2007, en el que se contemplaba la construcción de una sala deportiva cubierta y una pista multiusos, e instalaciones industriales, comerciales y residenciales previstas en un plazo de dos años (que se incumplió), además del nudo de enlace con la A-431 y el reforzamiento de los viarios. Las obras empezaron en febrero del 2009 y en 2011 Hivernia solicitó su división por fases ante la dificultad de ejecutarlas. Ante ello, Urbanismo decidió en el 2012 dividirlas en dos fases. La primera etapa debía estar ejecutada en un año, cosa que no ocurrió, mientras que la segunda tenía un plazo de año y medio desde la conclusión de la otra.

Urbanismo dio un ultimátum a Hivernia en el 2013, pero la empresa no le hizo caso, por lo que, un año después, declaró el incumplimiento de sus obligaciones de urbanizar e inició el proceso para la ejecución subsidiaria utilizando tres avales prestados por BBVA. Después, en el 2015, Urbanismo dio un mes a Anida, inmobiliaria del BBVA, que había embargado a Hivernia los terrenos, para que presentara una propuesta para seguir con las obras. Finalmente, en febrero del 2016, la Gerencia de Urbanismo recibió el dinero de Anida que le permitirá ejecutar la actuación largamente demandada.

Por otro lado, la reunión de ayer, a la que asistieron representantes de los polígonos industriales de las Quemadas, Torrecilla-Amargacena, Chinales y Quintos-Aeropuerto, sirvió para conocer los planes del equipo de gobierno en relación a los polígonos, para los que el Ayuntamiento contempla 350.000 euros en los presupuestos de este año. A pesar de la inversión prevista, el presidente de CECO, Antonio Díaz, destacó que es «menos de lo que esperábamos desde la Confederación de Empresarios».