Las distintas Unidades de Salud Mental existentes en Córdoba, entre ellas la de Palma del Río, ofertan terapia psicológica individual y grupal. En el caso de la de Palma del Río, uno de los dos grupos de terapia existentes se centra en los problemas de ansiedad. «Desde la terapia psicológica se trabaja en tres pasos. Primero, se analizan las circunstancias que pueden estar relacionadas con el malestar y la ansiedad que siente el paciente y se le ayuda a resolverlas. En segundo lugar, se le va a animar a que en lugar de evitar las situaciones que le generan ansiedad las afronte. A medida que vamos enfrentándonos a las circunstancias relacionadas con la ansiedad se producirá una mejora de esa situación. Y en un tercer paso, iremos ayudando al paciente a retomar el control de su vida, a que tenga contacto con sus familiares, con sus amigos, con actividades formativas, de ocio y tiempo libre», explica el psicólogo clínico Ginés López, que se encuentra al frente de uno de estos grupos de psicoterapia.

Testimonio

Rosalía es una de las pacientes que acude a la terapia grupal dirigida por Ginés López. Rosalía es gerente de una empresa. «Hace 5 años que empecé a notar mareos y fobia a los lugares cerrados, que no me sentía segura en los sitios y llegó un momento en que me molestaba todo el mundo. En mi trabajo nunca he perdido las formas, pero había veces que me agobiaba la gente. No sé si fue debido a una enfermedad que padeció mi madre, pero empecé a tenerle pánico a las enfermedades, porque realmente no tenía problemas con el trabajo, ni con mi marido o hijos y estábamos todos sanos. También dormía bien. Sin embargo, sobre todo durante el día, sentía estrés e inseguridad. Acudí a mi centro de salud y el médico me recetó un antidepresivo».

«Hasta que hace dos años me dieron dos crisis de ansiedad fuertes. En una de ellas me encontraba en el hospital. Pasé unos días malísimos, notándome palpitaciones, por lo que tuve que volver a Urgencias. Coincidió en esa época que antes justo de la menstruación me sentía apagada, con la tensión baja, llegando a perder varios kilos en esos días. Me hicieron análisis de todo tipo sin encontrar causa que provocara mi estado y pruebas que reflejaron que no había fallos del corazón. Tras esos episodios mi médico me recetó otro antidepresivo. Noté una mejoría, pudiendo con todo y volvi a ser la que era antes. Sin embargo, uno de los objetivos que trato de conseguir ahora, acudiendo a la psicoterapia, es dejar la medicación», indica esta empresaria.

«Quisiera que pudieran darme una respuesta y explicarme por qué he padecido ansiedad, porque yo no tenía motivos para ello. Aconsejo a aquellas personas que puedan notar que han pasado situaciones como las que he vivido yo que demanden asistencia psicológica, ya que para mí está siendo muy beneficioso acudir a la terapia de grupo. Tomas conciencia de que no sufres problemas cuando escuchas a compañeros que realmente sí están pasando momentos muy delicados, aunque, como nos dice Ginés López, cada problema tiene su importancia».

El psicólogo clínico Ginés López y el médico de familia Adolfo Gago destacan la necesidad de no medicalizar la ansiedad. «Los medicamentos que más se recetan para atajar la ansiedad son los ansiolíticos, que se encuentran entre los ocho medicamentos más vendidos en España, lo que refleja la elevada proporción de personas que sienten ansiedad y la notan de una forma que acaban recibiendo tratamiento», apunta Ginés López.

El criterio

Gago apuesta por no recetar medicación en la primera consulta, a no ser que el afectado se encuentre en una fase de ansiedad aguda. «Es mejor evaluar si hace falta ese tratamiento farmacológico en una una segunda o tercera visita. La excesiva medicalización de los trastornos psicológicos y mentales es un reto al que nos enfrentamos los profesionales de los centros sanitarios. No deben tratarse farmacológicamente alteraciones emocionales absolutamente normales. Es comprensible pasar 2 o 3 noches sin dormir ante la proximidad de un examen o de un acontecimiento que va a suponer mucho en la vida, por poner un ejemplo. Genera ansiedad pero no hay por qué medicar a la persona que la siente, ya que el riesgo de los ansiolíticos es que generan adicción. Por eso, es importante no indicar tratamientos de forma crónica, sino solo durante un tiempo concreto», precisa.