En octubre del año 2015, la Junta de Andalucía clausuró la actividad del Palacio de Congresos de la calle Torrijos. En octubre del 2018 se pretende volver a poner en funcionamiento el edificio ya remodelado. Entre una fecha y otra habrán pasado tres años justos. Un periodo de tiempo que no ha estado exento de problemas y conflictos.

El recinto ya se encontraba en obras cuando cerró. La empresa Aldeasa venía realizando labores de ampliación. Sin embargo, el motivo del cese de actividad se justificó en el incumplimiento del contrato de la anterior adjudicataria de la explotación. Más tarde también Aldeasa cesó la actividad y la Junta adjudicó los trabajos a Tragsa, que es la que actualmente ejecuta las obras y la que también llevará a cabo la segunda fase.

Durante estos años, los agentes sociales han exigido una rápida solución para que la ciudad no prolongara más su carencia de instalaciones congresuales que le hacía perder oportunidades en beneficio de competidores directos.

En febrero del año 2017 se anunció que el recinto se reabriría en un año, que finalmente serán casi dos, para poner en marcha la primera fase de la reforma integral que se está llevando a cabo. Esta primera fase consiste en la apertura de un salón de actos que puede llegar hasta las 922 plazas, gracias a la versatilidad del espacio, cuyas butacas se podrán mover para albergar uno solo o dos espacios, además de otras dos salas más y alguno de los patios, por lo que el aforo total superaría las 1.500 plazas. En los últimos compases de esta primera fase, la complejidad del terminado del entarimado del salón y la cristalera que preside la sala ha vuelto a retrasar levemente la conclusión de la primera fase. No obstante, la Junta sigue manteniendo su compromiso de reabrir el recinto en los primeros días del próximo mes de octubre. Habrán pasado ya tres años.