Treinta y ocho años después de que el hospital Reina Sofía realizara su primer trasplante renal, que además fue el primer injerto de la historia trasplantadora del centro, el complejo sanitario cordobés acumula hasta la actualidad un total de 1.626 trasplantes de riñón efectuados, lo que cuadruplica la cifra de pacientes que en la actualidad se encuentra en diálisis, que son 418.

La mayoría de esos trasplantados recibieron un injerto gracias a la donación de una persona fallecida y solo 47 procedente de una donación de vivo, el 2,8% del total, a pesar de que la donación a partir de una persona viva proporciona resultados clínicos superiores al de cadáver, pues el tiempo de isquemia (falta de circulación sanguínea) se reduce, también se limita la posibilidad de rechazo por mayor compatibilidad inmunológica entre familiares y puede evitar incluso la entrada en diálisis.

El jefe de sección de la unidad de Trasplante de la unidad de Nefrología del hospital Reina Sofía, Alberto Rodríguez Benot, señala que de esos 47 trasplantes de riñón de donante vivo, 3 se han llevado a cabo este año y además hay varios pacientes pendientes de estudio.

Desde el 2013 se ha producido, tanto en Córdoba como en Andalucía, un descenso en el número de trasplantes renales de donante vivo, después de un ascenso continuado que se había producido entre el 2003 y 2012. Así, en el 2012 se contabilizaron 70 trasplantes renales de donante vivo en Andalucía (7 de ellos en Córdoba) lográndose la cifra más alta desde que se hiciera el primer injerto de este tipo. Pero, en el 2016 el balance regional se redujo a 46 trasplantes de esta modalidad (de los que uno únicamente en el Reina Sofía).

La Consejería de Salud precisa que una de las razones principales que explican este descenso en los trasplantes renales de donante vivo se debe a que en los últimos años ha aumentado mucho la donación en asistolia (a corazón parado), lo que está permitiendo un incremento significativo en la cifra de injertos de este tipo, a partir de donante fallecido. Concretamente este año el Reina Sofía cerrará con una cifra de trasplantes renales muy superior a la de hace una década. Hasta octubre de este año se habían hecho en el Reina Sofía 86 trasplantes renales y en el 2007 en todo el año fueron 48.

En esta misma línea, el presidente de Alcer Córdoba (asociación de trasplantados y enfermos renales), José María Reifs, estima que esta disminución en los trasplantes de donante vivo de riñón se debe en parte a que el tiempo medio que esperan los pacientes en diálisis hasta que son trasplantados no es muy largo y ocurre que, muchas veces, los que se encuentran en trámites para la donación de vivo son avisados para un injerto en un plazo de solo varios meses.

Hasta el pasado 12 de noviembre (últimos datos cerrados) había en el Reina Sofía un total de 86 pacientes esperando un trasplante de riñón, más otros 34 enfermos pendientes de ser incluidos en la lista de espera.

Alberto Rodríguez insiste en la necesidad de prevenir determinadas enfermedades como la diabetes tipo 2 o la hipertensión, porque son dos de las causas más frecuentes de enfermedad renal crónica y de pérdida de la función de los riñones, lo que deriva en la necesidad de trasplante. «Más del 20% de los enfermos trasplantados en el 2016 en Andalucía no sabía qué enfermedad les causó la insuficiencia renal, de modo que cuando se les detectó esta patología y los derivaron al nefrólogo ya era tarde para el diagnóstico. Debe insistirse en enviar más precozmente a los enfermos de riñón al especialista para un diagnóstico, una prevención y un manejo adecuado», añade este especialista.