Javier Tafur dio anoche sentido a la Velá de la Fuensanta con un pregón donde dejó claro que la tradicional celebración surge al amparo de la pequeña imagen de la Virgen de la Fuensanta, cuya menuda efigie, aparecida en 1420, presidía ayer el altar mayor del santuario donde se venera.

La Virgen, con la corona canónica sobre sus sienes, lució bajo el templete catedralicio de la Virgen de Villaviciosa escoltado con distintos puntos de luz, todo exornado con jarras de rosas blancas y centros de azucenas.

En este nuevo escenario, y cuando aún no se habían callado las voces de aquellos que protestaban por otra Velá, la rotunda voz de Javier Tafur comenzó a hacerlas cada vez más difusas al ir desgranando las raíces de la fiesta de la Patrona de Córdoba.

El pregonero, que fue presentado por el concejal de Fiestas y Medio Ambiente, Rafael Jaén, ofreció una catequesis mariana sobre la Natividad de la Virgen que fue enlazando con una hermosa metáfora sobre el agua, al ser este elemento el origen de la devoción a la Virgen de la Fuensanta.

Asimismo, Tafur tuvo palabras para recordar la importancia de volver a la tradición como una búsqueda de "la esencia misma de las cosas"; el día de la Fuensanta, señaló el pregonero, "es una vuelta a la infancia", una vuelta "a la campanita y al reptil disecado".

Tras recordar el patronazgo de la Virgen de la Fuensanta como patrona de las cofradías cordobesas, ofreció unos sentidos versos a la Virgen que pusieron el broche de oro a un profundo pregón cargado de mensajes.

Para concluir el acto, el alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto, tomó la palabra para dar las gracias al pregonero por un pregón que calificó de "magnífico". Finalmente, el pregonero fue obsequiado con un recuerdo conmemorativo del acto.