La Consejería de Salud ha decretado la alerta naranja dentro del plan sanitario de prevención de altas temperaturas, un programa que funciona desde el año 2013 y que contempla la vigilancia y control sobre la población considerada de riesgo.

El jefe de servicio de Salud Pública de la Delegación de Salud en Córdoba, Francisco Antón, explica que este nivel se activa en la provincia cuando el mercurio supera dos jornadas seguidas los 41 grados de máxima y los 22 de mínima. Los cordobeses padecen los estragos de este sofocante calor desde el jueves y la previsión recoge que hoy tampoco se libran, por lo que el nivel de alerta ha pasado de amarillo a naranja. Esto implica la coordinación institucional para incidir en que sobre todo las personas mayores deben tomar precauciones ante las altas temperaturas. Entre las indicaciones principales destacan el evitar las actividades al aire libre en las horas de más calor, más aún si se trata de cuestiones que requieran de esfuerzo físico, vestir ropa ligera, tener a mano una botella de agua o mantener fresca la vivienda, además de prescindir de comidas copiosas y consumir fruta y verdura. Salud ofrece estos consejos en su web y también atiende cualquier duda en el teléfono de Salud Responde --902 505060--.

La población considerada de riesgo la componen fundamentalmente las personas mayores y los niños. En cuanto al primer grupo, Antón indica que en la provincia existen 800 personas catalogadas como pacientes frágiles ante el calor, bien por su situación clínica, de dependencia o por las condiciones de sus viviendas, y son éstas las que reciben un mayor seguimiento por parte, por ejemplo, de las enfermeras de enlace. En cualquier caso, en Córdoba son 21.000 los mayores a los que se les manda información sobre qué deben hacer en casos de ola de calor como la que sufre la provincia.

Según Antón, los centros de salud y los hospitales no aplican operativo especial alguno por las altas temperaturas. Aunque aún no se ha dado a conocer ningún caso de golpe de calor, el responsable de la delegación indica que todos los veranos se producen casos de este tipo, lo que ocurre es que no se evalúan como tales hasta pasado un tiempo. El titular de Salud Pública recuerda que el estrés por calor es el primer síntoma de este tipo de dolencia, identificado por la debilidad física y la irascibilidad, seguido por los calambres --contracturas dolorosas--, el agotamiento o colapso y, por último, el golpe de calor propiamente dicho, que conlleva aturdimiento y pérdida de conciencia, entre otros signos externos.