Algo más de tres meses han pasado desde que el alcalde, José Antonio Nieto, presentara en sociedad el CEFC, junto a los arquitectos Javier Terrados y Fernando Suárez, en el Teatro Góngora. Entonces, alcalde y arquitectos destacaron su principal virtud, la versatilidad, capaz de transformar ese "nuevo salón de la ciudad" en un espacio de uso múltiple gracias a las innumerables combinaciones que brindan los sistemas de tabiques y gradas móviles, que permiten una treintena de posibilidades y un aforo máximo de 2.659 butacas. El objetivo principal era diseñar lo que denominaron "una basílica urbana" en el Parque Joyero.

Los informes incluidos en el expediente abordado ayer por la Junta de Gobierno Local hacen hincapié en ese rasgo y subrayan "la flexibilidad de usos, la iluminación natural y artificial, el trazado de la fachada, la climatización y el acondicionamiento acústico" que caracterizarán al pabellón una vez reformado y con la estructura reforzada, que será el primer paso de la actuación.

Desde que el Ayuntamiento recibió el 4 de noviembre el proyecto de ejecución, ha habido varios informes de Urbanismo hasta emitir el documento con el visto bueno definitivo a finales de ese mes. En general, se mantiene la filosofía del proyecto básico, aunque se han realizado algunos retoques técnicos para cumplir con las observaciones hechas por Urbanismo. La zona de aparcamientos es una de las afectadas por las modificaciones para poder reubicar las plazas destinadas a personas con movilidad reducida. Además, el informe del Servicio de Proyectos indica que, fuera, solo se urbanizará la zona del porche de entrada, por lo que no se eliminará la verja perimetral ni se reorganizará el resto del espacio exterior.

El edificio reformado tendrá un altura máxima de 19,50 metros y contará con dos plantas. El proyecto contempla un sótano con las plazas de aparcamiento, cuyo acceso se resuelve con porches en el exterior; una planta baja con vestíbulo, recepción, zona expositiva, cafetería, oficinas, dependencias de personal, almacenes y aseos; una entreplanta con oficinas; y una planta primera con una galería expositiva. El centro tendrá un espacio diáfano, separado de la zona de Surgenia por un vestíbulo, desde el que se podrá acceder al anillo perimetral situado en el piso primero y que servirá también de espacio expositivo.

Por fuera, el centro destacará por su fachada de hormigón prefabricado y perforado para dejar pasar la luz natural, e inspirada en las celosías hispanoárabes de los monumentos cordobeses, aunque se sustituye la figura octogonal por el cuadrado. La cubierta también será singular y tendrá lucernarios con lamas motorizadas para dejar pasar la luz y jugar con ella en función de las necesidades.

Para reforzar la estructura, se usará un sistema de emparrillado que creará un falso techo multifuncional que, además de reforzar, acogerá las instalaciones necesarias, incluidas las guías para los tabiques móviles, y se usará para las labores de mantenimiento y para el aislamiento acústico y térmico.