Juan Carlos Sánchez Bravo es un cordobés de 37 años que lleva tres preparándose para opositar al cuerpo de la Guardia Civil. Posee formación militar, trabajó para el Ejército y ve en esta oferta de empleo público una forma de conseguir «una buena combinación entre un trabajo que me dé mayor estabilidad laboral y que también me guste».

Sobre las expectativas que tiene con respecto a estas oposiciones, «confío en que, en un año o dos, pueda sacar la plaza, aunque creo que la constancia es fundamental y no hay que dejar de intentarlo». De media, Juan Carlos dedica en torno a cuatro o cinco horas diarias al estudio, ya que, además, compagina su formación como opositor con su trabajo. «Cuado tengo descanso, puedo dedicar en torno a ocho o nueve horas al estudio, pero las personas de mi edad, a diferencia de lo más jóvenes que acaban sus estudios, tenemos más responsabilidades que nos impiden dedicar tanto tiempo exclusivamente a estudiar».

Sobre el papel de las academias y centros de formación, así como de los propios formadores en la preparación de los opositores, Juan Carlos considera que «hay de todo, algunas academias tienen un nivel de preparación mucho más eficiente que otras», y además, con respecto a la opción de preparar unas oposiciones por libre, afirma que «no es imposible, pero sí que lentifica mucho el proceso, sobre todo para quienes tenemos obligación de compaginar los estudios con un trabajo».