Conseguir que Córdoba tenga más atractivo turístico, que su nombre suene más en el ámbito internacional, que más personas se animen a conocerla. Los títulos de la Unesco llevan aparejadas una serie de ventajas en cuanto a prestigio de la marca que se vende, a la calidad del turismo que atraen, casi siempre con un perfil cultural, pero también supone una serie de costes para la ciudad que los recibe, ya que puede generar un deterioro de su imagen si no se gestiona bien.

Por un lado, representa una especie de seguro extra de protección del patrimonio en cuestión, que a partir de la declaración puede beneficiarse del Fondo de Patrimonio Mundial y optar a ayudas para actuaciones de urgencia y para proyectos de restauración y conservación. Además, cada cambio sustancial que se prevea en el monumento deberá ser consultado a la Unesco (léase por ejemplo el caso de la Mezquita-Catedral), que podrá incluir el bien en la lista de patrimonio en peligro si no ve con buenos ojos la intervención. Al fin y al cabo, una vez obtenido, nadie parece querer renunciar al título.

El coste que lleva implícita una declaración de Patrimonio de la Humanidad tiene que ver con la saturación o masificación que puede conllevar la promoción extra que da el título. En el momento en que el mundo sepa que Córdoba tiene cuatro espacios considerados Patrimonio de la Humanidad, la expectación se multiplicará. Evidente ha sido el impacto en la Fiesta de los Patios, donde las visitas se han multiplicado desde que esta recibió el título de la Unesco.

Esa llegada masiva de turistas, si se gestiona bien, puede ser un motor económico y una fuente de ingresos extra que contribuya a distribuir de un modo más razonable la llegada de visitantes, que hasta ahora se concentra en un determinado periodo del año. También hay estudios de la Unesco que señalan las oportunidades si esta realidad se traduce en un impulso de la innovación urbana a través de la cultura. El reto consiste en hacer posible el equilibrio, eso que se llama el turismo sostenible, una misión en la que Córdoba aún está en pañales, por lo que debe aprender rápido para no desaprovechar oportunidades.