La utilización de radares como medida de control de velocidad y la efectividad y finalidad de los mismos son objeto de debate y estudio desde hace años. Aunque entre los conductores sea habitual escuchar la queja de que estos dispositivos solo pretenden una mayor recaudación para las arcas del Estado, lo cierto es que los datos y los informes avalan el efecto beneficioso de su instalación, con resultados muy positivos en la disminución de accidentes. En el caso de Córdoba, las cifras no dejan lugar a dudas, apreciándose un claro descenso de la siniestralidad en el área de influencia de los radares inmediatamente después de su instalación (ver gráfico).

Según la información facilitada por la Dirección General de Tráfico (DGT), en Córdoba hay en la actualidad 12 radares fijos "que se han mostrado efectivos para disminuir el número de accidentes en el entorno en el que se ubican", así como en el resto de los tramos interurbanos de la provincia "por su efecto generalizador sobre los hábitos de conducción". Tanto que, según destaca Tráfico, desde el 2005, año de comienzo de la instalación de los radares fijos en la provincia, hasta el 2014 ha habido 39 muertes menos, lo que supone una reducción acumulada del 62%. Y en cuanto al promedio mensual de víctimas mortales, se ha pasado de 5,25 fallecidos en el 2005 a 1,5 en el primer semestre del 2015.

Así, y con el respaldo de estos datos, la DGT no duda en afirmar que "la denuncia no es, en ningún caso, el objetivo final". El objetivo de los radares y el control de la velocidad es, insiste, "que los conductores respeten los límites establecidos en general y, en particular, en aquellos tramos identificados como potencialmente peligrosos". Y precisamente en esta línea es en la que enmarca ahora la potenciación del uso de radares móviles en carreteras convencionales, que concentran el 80% de los accidentes mortales. En el caso de Córdoba, a lo largo de 30 tramos en los que, debido a su "especial peligrosidad", se busca reducir la siniestralidad. Además, según Tráfico, con dispositivos siempre visibles para los conductores, de modo que sirvan como medida de disuasión y prevención, ya que la finalidad, reitera, "no es la denuncia". "La mejor y más efectiva medida que se puede adoptar es la concienciación de los conductores respecto de la conveniencia de ser cautos en las velocidades a las que se circula, de modo que la probabilidad de colisión y salida de vía se vea efectivamente disminuida", apunta la DGT.

Pero, ¿qué piensan los conductores sobre los radares? Pues el 76,3% están de acuerdo con su instalación, según una encuesta de la compañía de seguros Arag y del Instituto de Tráfico y Seguridad Vial (Intras). Es más, el 67,6% señalan que la presencia de radares le ayuda a no superar los límites de velocidad, según un estudio de la consultora AutoScout24. Eso sí, el 37% de los españoles afirman superar los límites en autopistas y autovías, y el 34% en carreteras convencionales.