Cuando un paciente con apnea del sueño sufre interrupciones respiratorias mientras duerme la presión dentro de su tórax aumenta porque el enfermo hace movimientos para respirar, pero no puede debido a un estrechamiento en la garganta. «Es como si al paciente se le tapara nariz y boca durante unos segundos (apnea) y después le dejásemos respirar (orden cerebral). Durante estos episodios tan frecuentes por la noche se liberan sustancias que elevan la presión arterial y ese déficit de oxígeno afecta a órganos vitales como el corazón (lo que puede provocar arritmias o infarto de miocardio) o el cerebro (que puede derivar en un ictus o en una hemorragia cerebral).