Amalia Espejo, de 93 años, vive en una casa, fría y umbría, en la que apenas entra el sol y en la que parte de la instalación eléctrica es aún de 125 vatios. Pero para esta cordobesa su piso es el «palacio que mi marido y yo compramos hace más de 55 años, pagándolo peseta a peseta», cuenta orgullosa. Esta vecina de San Pedro, que enviudó «hace demasiados años ya», se refugia en las horas de más frío en el interior de su hogar, poniendo los calefactores que posee, «de los que no causan problema aunque se tengan debajo de la mesa camilla», asegura. Esta cordobesa recibe las visitas y llamadas continuas de su hija Rafaela, que está pendiente de que nada le falte, ni de cariño ni de dinero, ya que Amalia recibe una pensión de menos de 300 euros, con la que tiene justo para pagar la luz y gastos básicos. Pese a su edad, esta mujer nunca ha necesitado hacer uso del botón rojo de la teleasistencia que lleva colgado en su cuello. Pero a Amalia le han surgido algunos problemas de salud (hipertensión, insuficiencia renal, alteración en la movilidad u osteoporosis), por lo que en la Unidad de Gestión Clínica de Lucano, de la que es usuaria, le han empezado a tramitar la Ley de Dependencia, para que pueda ayudar a pagar una atención domiciliaria y de supervisión nocturna, servicios que ahora mismo costea su hija.

El coordinador de cuidados de Lucano, Antonio González, acudió ayer al domicilio de Amalia para comprobar que esta conoce los consejos básicos para protegerse del frío, medirle la tensión arterial y saber si se toma su medicación. González recordó a esta disciplinada paciente, que todos los años se vacuna contra la gripe, que es importante tomarse bien la medicación para no descompensar el organismo, que se ve más afectado con los cambios bruscos de temperaturas. Este enfermero informó a Amalia de la importancia de que en los días más gélidos tome bebidas y comidas calientes (como las patatas guisadas que esta cordobesa iba a cocinar ayer); comer frutas como la naranja, que contiene vitamina C, y miel; que intente moverse, aunque sea solo por la casa, para activar la circulación; que se ponga varias capas finas de ropa, mejor que una sola gruesa, y que evite salir a la calle a primera hora de la mañana o última hora de la tarde porque puede haber placas de hielo o humedad en el suelo que le hagan perder el equilibrio. Amalia sabe además que es conveniente cubrirse boca y nariz con un pañuelo si alguien tose a su alrededor, ya que los resfríados se contagian por vía aérea. Antonio le insiste en la importancia de protegerse con gorros, ya que una cuarta parte del calor corporal se va por la cabeza.

El centro de salud de Lucano es de los que más población mayor atiende en Córdoba, entre los que se encuentran 718 usuarios con problemas de movilidad a los que profesionales de esta UGC supervisan en sus domicilios de forma periódica para comprobar su estado de salud. De los más de 13.300 pacientes asignados a Lucano, una quinta parte (2.740) tiene más de 65 años y casi un 5% (627), más de 85 años.