Si el perro es el mejor amigo del hombre, los cordobeses pueden presumir de tener muchos amigos. Estos animales, que según algunos investigadores abandonaron su condición depredadora como lobos para convivir con el ser humano cuando su estómago se acostumbró a comer alimentos parecidos a los del hombre, con un alto contenido de almidón, son ya considerados en muchos hogares como parte de la familia. Y la cosa va a más.

Según los datos facilitados por el Centro de Control Animal de Sadeco, en la ciudad de Córdoba hay de media un perro por cada cuatro habitantes, o lo que sería lo mismo, un perro por hogar. Una cifra muy superior a la de ciudades como Barcelona, donde hay censados 149.870 perros para una población de 1,6 millones de personas, un perro por cada diez habitantes. De las 87.816 mascotas censadas en Córdoba (las que tienen microchip), casi 82.000 son perros, frente a 4.979 gatos, 613 hurones y otras 241 que pertenecen a otras especies. La gran mayoría de esos perros son «mestizos» y «pacíficos». Solo 1.562 de los censados están considerados como potencialmente peligrosos en función de su raza (Pitt Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffordshire Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu, Akita Inu y Doberman). El número de perros censados no deja de crecer. De hecho, hace diez años, el total de animales domésticos (perros, gatos y todo lo demás) incluidos en el registro de Sadeco no llegaba a los 37.000. En el 2003, era de 20.900.

La cifra también es llamativa cuando se atiende a los datos provinciales. De los 2.381.186 perros censados en el Registro Central de Animales de Compañía de la Junta de Andalucía, 299.089 son de Córdoba. De esos, 4.350 están considerados potencialmente peligrosos. El número de gatos es muy inferior, apenas 7.362, y el de hurones, 2.505.

Según Enrique Flores, jefe del Departamento de Inspección e Higiene Ambiental de Sadeco, la población está cada vez más sensibilizada y disfruta acogiendo a un perro en casa. En el 2016, Sadeco tramitó la adopción de 1.019 y cedió otros 559 a alguna de las 16 protectoras con quienes tiene convenio para su adopción. Por contra, llegaron hasta sus instalaciones 1.733 animales perdidos, la gran mayoría perros, de los cuales solo 140 estaban identificados por microchip y podrían considerarse abandonados. Flores distingue entre perro abandonado y perro perdido. «La gente es cada vez más consciente de la responsabilidad que supone tener un animal y se registran pocos abandonos», explica, «lo que sí llegan son personas con sus animales porque sufren alguna enfermedad grave o han sido atropellados y nos piden que los sacrifiquemos nosotros». El año pasado, 92 personas pidieron la «eutanasia» para su perro en el centro de control animal. «En estos casos, en los que el animal sufre mucho y es irrecuperable, se les suministra anestesia y después se les incinera en nuestro crematorio». A menudo llegan también camadas de perros. «El año pasado nos entregaron 780 cachorros, porque no podían hacerse cargo de más animales en casa», explica Flores.

La perrera de Córdoba se marcó hace dos años el objetivo de no sacrificar a ningún perro, lo que ha subido la estancia media de cada animal en sus instalaciones de 10 a 30 días y eleva hasta 250 la media de animales que duermen a diario en el centro, que cuenta con 120 boxes para perros adoptables y 90 para los que están en observación. «Nuestros recursos están al límite, por eso estamos preparando un convenio con la Universidad de Córdoba para que la facultad de Veterinaria colabore con nosotros en el seguimiento de los animales». La esterilización es obligatoria a los animales adultos como medida de control reproductivo y está subvencionada. El año pasado se realizaron 600. Quien quiera adoptar, tiene información en www.sadecoadopciones.es.