La organización del certamen y la fuerte inversión realizada por la multinacional hotelera Zizai Hotels no oculta que la celebración del certamen supondrá un especial impulso internacional para la ciudad, sobre todo en el Lejano Oriente, en donde el arte floral tiene un fortísimo componente espiritual, social, económico y hasta religioso.

Así, el impacto de Córdoba como capital mundial de las flores durante esos diez días tendrá así una significativa repercusión en dos de las tres mayores economías del mundo, China y Japón, así como en el gigante emergente de la India, aunque las noticias sobre el certamen llegarán a todos los continentes.

Este impulso a la imagen de la ciudad y de la marca Córdoba, previsiblemente enorme aunque difícil de cuantificar, se sumará a otras dos vertientes económicas: en primer lugar, lo que generará en el sector hostelero y en empresas auxiliares la presencia de los equipos participantes en el evento, así como los especialistas de la propia organización y, en segundo término, lo que se dejen en la ciudad los visitantes que atraerá el Festival, así como los que atraídos por el reclamo vuelvan a la ciudad en otras fechas.

El Festival servirá también para animar social y culturalmente el otoño de Córdoba, complementándose, en mayo, con el otro gran evento reconocido universalmente que es la Fiesta de los Patios.