Las discapacidades que más predominan tienen su origen en el nacimiento (31,5%) y en enfermedades no ligadas con el trabajo (50,6%). El accidente laboral (7,2%), la enfermedad laboral (5,7%) y los accidentes de otro tipo (3,6%) son otros desencadenantes.

Sólo el 2% de la muestra de discapacitados de este diagnóstico de Fepamic es licenciado universitario y el 2,3% es diplomado. El 30% de los discapacitados posee el certificado escolar. El 30,4% de las discapacitadas realizan cursos complementarios a los estudios reglados. El índice de hombres baja hasta el 20%.

También sufren en sus carnes la dictadura del trabajo sumergido: a la pregunta de si han trabajado alguna vez, el 84% de los encuestados responde sí, aunque casi siempre esporádicamente y sin contrato.