"Ya no tenemos piso, pero tampoco deuda, ahora toca empezar de cero". Con ese planteamiento, Rafael y Tamara, dos jóvenes de 30 y 25 años, padres de un niño de dos años y medio, acaban de firmar la compra--venta de la que durante seis años ha sido su vivienda del Sector Sur. El la compró en el 2008, en plena burbuja inmobiliaria, por 150.000 euros. Ahora la ha vendido a su banco por 34.000 a cambio de condonar la deuda y de seguir usándola durante los próximos tres años por un módico alquiler social. El acuerdo, que equivale a una dación en pago aunque no lo sea estrictamente, ha sido posible gracias a la mediación de Stop Desahucios, a la que pidieron ayuda para negociar. "Cuando compré el piso, yo trabajaba en la construcción y ganaba muy bien, luego me quedé en paro y aún así hemos pagado religiosamente una cuota abusiva para lo que es el piso, que he reformado yo entero", explica Rafael, que señala cómo después de seis años pagando hasta 900 euros mensuales tan solo consiguió reducir en 3.000 euros la deuda. "Todo lo demás han sido intereses, casi 40.000 euros, que es el precio que ahora ha pagado el banco".

Para Rafael y Tamara, lo más importante era liberar a los padres de él de su condición de avalistas. "Ellos no han terminado de pagar su propia vivienda y aún así los aceptaron como aval, algo que después me han dicho que es una irregularidad", comenta, "en esa época los bancos solo te daban facilidades". Sus esfuerzos por mantener al día los pagos de la hipoteca se vieron truncados cuando se acabaron los ahorros, los dos quedaron en el paro, las ayudas sociales se terminaron y las familiares mermaron. Rafael llegó a mudarse a Ceuta a trabajar en la construcción, un mes durmiendo en el suelo por un empleo que acabó costándole el dinero, recuerda.

"Hace seis meses, decidimos dejar de pagar porque ya no había de dónde sacar". En ese momento, solicitó la dación en pago, que le fue denegada dos veces a pesar de cumplir todos los requisitos. "Desesperados, acudimos a Stop Desahucios y ellos, que trabajan sin cobrar ni un duro, nos apoyaron y nos animaron como en ningún otro sitio, gracias a su ayuda hemos llegado hasta aquí", explican. "La gente no sabe el poder que tiene la plataforma en los despachos de los bancos, Rafael Cidres, Sandro y todos los que negocian con las familias están muy preparados y conocen muy bien la letra pequeña, así que es difícil engañarlos, por eso lo que a nosotros nos negaban ha sido posible gracias a su intermedicación", explican.

Preparados para reinventarse, afrontan el futuro con mejor ánimo. "Va a ser duro, pero al menos no tenemos una deuda a la espalda".