La crecida del Guadalquir pasó factura al otro lado del aeropuerto. La barriada de Majaneque ha sufrido las embestidas del agua en no pocas ocasiones y ayer afectó al grupo de viviendas situadas cerca del cauce, a partir del número 176 de la calle principal. Nerea Iglesias aseguraba ayer a este diario que "nadie nos avisó de esto" y añadió que "la Policía Local estuvo aquí anoche (el lunes) a las diez y nos dijo que estaba todo controlado".

Al igual que otros vecinos, esta joven se afanaba en poner sus muebles y electrodomésticos fuera del alcance del agua. Menos suerte tuvieron los inquilinios de un poco más allá, donde se veía que la riada había llegado a mitad de las puertas.

Sobre las cuatro de la madrugada se percataron del peligro "y en cuestión de veinte minutos estaba todo inundado", comentaba David Cabañas. "Hasta allí llegó la otra vez", señala a un árbol a unos 30 metros de la puerta de su casa. Al igual que la anterior, asegura que "no nos avisaron del desalojo". A su alrededor se congregan familiares y vecinos para coincidir en que "si nos dieran una vivienda no nos pasaría esto", señala una mujer que dice ser "viuda y con ocho hijos".

Otro de los residentes se dirige a abrir la casilla donde tenía "cuatro cabras, una docena de gallinas y cinco o seis pavos para matarlos esta Navidad", aunque se malicia que "están todos ahogados".

Los sumideros están convertidos a mediodía en surtidores por la altura que alcanza el chorro de agua, y la vecina que vive frente a Nerea comienza a gritar que "ya sale el agua por el cuarto de baño".

Aunque afirman que "el año pasado nos pasó lo mismo, a nosotros no nos precintaron las casas y esto seguirá igual hasta que haya una muerte y nos tomen en serio".