Un año más decenas de miles de personas asaltaron las calles de la ciudad para disfrutar de la velada en la que Córdoba se fusiona con el flamenco y en esta ocasión con sus artistas, protagonistas de la gran parte de los once espectáculos programados en el cartel oficial de la Noche Blanca del Flamenco, que los cordobeses han hecho suya, adaptándose a los cambios --igual que a los tiempos--, en cada edición. El hondo quejío de El Pele a ritmo de zambra abrió en una abarrotada plaza de Las Tendillas la sexta edición de este ya consolidado evento, a cuyo comienzo acudieron anoche el alcalde, José Antonio Nieto, y varios concejales, entre ellos el teniente de alcalde de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón. El regidor señaló que esta cita pone el broche de oro a una "fantástica primavera", y se mostró especialmente satisfecho por el "reencuentro con el flamenco y la Córdoba más pura", en referencia al protagonismo de los artistas locales, "que merecen una noche como esta". Vestido de blanco de los pies a la cabeza, El Pele agradeció los primeros aplausos confesando "el privilegio" de ser cordobés y deseando a todos salud, sin desaprovechar la ocasión para dar las gracias a quien ha recuperado la suya, el equipo médico del hospital Reina Sofía.

Mientras El Pele desgranaba su espectáculo, al que ha titulado Peleando... y punto , en la plaza de La Corredera se esperaba la actuación de El Calli, aunque en este escenario, al que luego se subirían Cherokee y Raimundo Amador, los conciertos empezaron con algún retraso e incluso se pudo ver a Manuel Molina (Lole y Manuel) ayudando con las pruebas de sonido. Pero el público supo esperar.

La plaza del Potro, la Ribera y el entorno del Puente Romano ratificaron anoche el protagonismo que comenzaron a adquirir en la pasada edición de esta velada flamenca, que volvió a hacer del río Guadalquivir uno de sus principales testigos. Allí, un pasacalles de jóvenes artistas animó la velada con cantes, guitarras y palmas, impregnando de alegría a cualquiera que pasara por ese entorno en busca de fiesta. También la Mezquita--Catedral volvió a tener el protagonismo de años pasados con la recuperación del Patio de los Naranjos como escenario, un mágico lugar escogido para que escuchar la potente voz de Marina Heredia.

Durante toda la madrugada, que gozó de la iluminación de la Luna llena, ríos de personas transitaron por las callejuelas del casco histórico en busca de las plazas en las que estaban previstas actuaciones como la de los alumnos del Conservatorio de Danza Luis del Río (Compás de San Francisco), David Palomar (El Potro), Argentina (Jerónimo Páez), Farah Siraj (Abades), David Pino, Gabriel Expósito y Lola Pérez (Cardenal Salazar), y Lya (El Triunfo), que puso el fin de fiesta a una noche en la que el espectáculo, además de los numerosos artistas, lo pusieron los ciudadanos y sus ganas de sentir el flamenco.