Aunque con menor afluencia de público que en otras ediciones, Córdoba volvió a vivir una noche en vela de la mano de su gran cita flamenca, en esta ocasión bajo el influjo y el duende de Camarón, a quien se ha dedicado la quinta edición de la Noche Blanca del Flamenco y cuyo espíritu inundó todas las actuaciones, dispersadas, principalmente, por el casco histórico y La Ribera, zonas que registraron mucho más trasiego del habitual en esta cita, algo propiciado en parte por la desaparición del escenario de República Argentina. En este sentido, el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, señaló que el casco histórico y La Ribera, cuyo tramo en uso se cortó al tráfico, tienen que ser "los espacios naturales" de esta cita, asegurando que la fusión Córdoba y flamenco "funciona" y que se pretende que el arte "de más calidad" se oiga "en los rincones más significativos de la ciudad" porque ese es "el gran valor de esta noche" y no el de "batir récord de asistencia".

Al llegar la madrugada, las calles de la ciudad se convirtieron en ríos de gente que transitó de escenario en escenario en busca de alguno de los espectáculos programados o simplemente para vivir el ambiente que se crea en Córdoba en la ya consolidada Noche Blanca del Flamenco. Con la guitarra de Tomatito arrancó, en la plaza de Las Tendillas, una velada tan calurosa como llena de duende.

Tras esta la actuación, sus espectadores se dispersaron en dos direcciones: unos hacia el Teatro de la Axerquía para ver en acción a Estrella Morente (la única actuación que hubo que pagar), y otros tomaron rumbo a La Corredera o al río, cuyo entorno se convirtió anoche en un gran escenario flamenco gracias al programa Camaroneando en la Ribera , que ofreció variadas propuestas dirigidas a todo tipo de público y edades desde las 23.00 horas hasta que llegaron los primeros rayos de sol. Camino del Sur, la programación proponía una parada en el Compás de San Francisco, donde el público pudo disfrutar de la actuación de Duquende. Mientras tanto, la Corredera empezaba a recibir oleadas de gente, que entraban al emblemático recinto por todas las vías posibles para pasar parte de la velada con Jesusito Gómez Band y Cristina Pareja, que ofrecieron su homenaje a Camarón antes de Kiko Veneno, el gran esperado de la noche. Aunque en esta ocasión se han solapado menos espectáculos, el público tuvo que priorizar de nuevo y decidir entre uno u otro, aunque mucha gente optó por la alternativa de ir picoteando y disfrutar, sobre todo, del ambiente, porque ver las calles del centro abarrotadas de gente con ganas de fiesta ya era todo un espectáculo. Algo así sucedió en el barrio de San Basilio, donde algunos patios se abrieron a la fiesta y cuyos vecinos montaron su propia noche flamenca a la luz de las velas.