Medina Azahara entra en una semana clave para su futuro, y lo hace «con los deberes hechos» y «mucha ilusión», como señaló recientemente el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, ante el reto al que la ciudad palatina se enfrentará el próximo fin de semana, cuando el Comité de Patrimonio Mundial decida en la asamblea de Baréin si el conjunto arqueológico entra a formar parte de la lista de enclaves y monumentos culturales Patrimonio de la Humanidad. El optimismo y las expectativas ante este último examen se justifican en las pruebas por las que ya ha pasado la candidatura y de las que ha salido airosa.

Por un lado, el informe favorable que obtuvo la candidatura el pasado mes de diciembre en París, tras la evaluación del experto del Icomos Atilio Petruccioli, que examinó minuciosamente durante varios días en septiembre tanto la ciudad palatina como su expediente, y, por otro, el dictamen del Icomos recibido hace apenas mes y medio, que dio el visto bueno al documento, una noticia que en Córdoba se recibió con alegría, pero también con cautela y prudencia.

La universalidad y excepcionalidad de Medina Azahara son sus bazas más importantes a la hora de alzarse con el título, ya que se trata del único ejemplo conservado de una ciudad de esas características dentro del ámbito europeo y de ese periodo histórico en el conjunto de la cultura islámica. Asímismo, el yacimiento aporta un testimonio excepcional de la desaparecida civilización islámica andalusí y constituye un ejemplo único de su época más floreciente, lo que lo convierten en un objeto único de investigación histórica sobre ese periodo.

Además, la candidatura ha gozado de un fuerte respaldo por parte de instituciones y entidades cordobesas y andaluzas de todos los ámbitos, que, de una manera u otra, han mostrado su apoyo a esta aspiración, que supondría para Córdoba su cuarto título Patrimonio de la Humanidad. En este sentido, el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, subrayó días pasados que «el reto de Medina Azahara tiene el apoyo de toda la sociedad cordobesa al completo».

Ese respaldo, que también se ha visualizado en los miles de ciudadanos que han firmado el manifiesto Enamorad@s de la ciudad que brilla, ha sido valorado muy positivamente por el Icomos, aunque también hubo algunos reparos en su informe, aspectos todos ellos en los que las instituciones tendrán que trabajar. Mitigar el impacto visual de las parcelaciones ilegales que rodean al yacimiento y la necesidad de inversiones son dos de las recomedaciones del órgano de la Unesco. En este sentido, y según señaló Vázquez, Medina Azahara tendrá un plan director muy similar al presentado para los Dólmenes de Antequera, que será una garantía de hoja de ruta y de actuación para la protección, la conservación e investigación en torno al conjunto arqueológico.

Al respecto, la alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, ha asegurado que «esta declaración sería el complemento perfecto para entender el esplendor de aquella Córdoba, la ciudad más importante del siglo X», aunque este título «nos obliga a todos, a las instituciones, a seguir ese camino en la conservación y en la puesta en valor de esa formidable herencia que hemos recibido, pero también obliga a la sociedad civil a seguir dando vida y sentido a ese patrimonio, que sin su concurso sería un mero decorado», además de subrayar que «supondría una gran responsabilidad al situarnos como una de las ciudades con más bienes patrimonio mundial». Tras años de trabajo, ilusión y entusiasmo, ahora puede que las palabras de la alcaldesa cobren sentido con este cuarto título Patrimonio de la Humanidad para Córdoba.