Dice el refrán que más vale solo que mal acompañado, una idea que comparten la mayoría de personas que deciden vivir de forma independiente. Y es que "siempre que la soledad sea buscada", aclara Juan S., "vivir solo tiene muchas ventajas", entre otras "saber que eres dueño y señor del mando a distancia". Divorciado hace más de una década, ha rehecho su estilo de vida y ha aprendido que "no necesitas a nadie" y que "si algún día vuelvo a estar en pareja, será porque quiera y no porque no soy autosuficiente, como creen muchos y muchas". Habituado a las tareas de la casa, se confiesa muy organizado. "Una asistenta me ayuda una vez a la semana con lo gordo, del resto me encargo yo y respecto a planchar... mi filosofía es que la arruga es bella". Aunque se confiesa "la envidia" de sus amigos, admite que hay ciertos inconvenientes. "Si dejas una taza en un sitio, nadie la va a mover, para bien y también para mal, si hay una emergencia estás solo y si te dejas las llaves de casa dentro... pues te tienes que buscar la vida".

Entre el colectivo de mujeres viudas, hay dos tendencias. Las que tienen alguna situación de dependencia y echan en falta ayuda y compañía y las que se han hecho a vivir independientes. "Llevo más de treinta años viuda y ya no podría aguantar a nadie, mucho menos a un viejo", confiesa Juana A. de 73 años, que después de sacar adelante a una familia numerosa, ahora disfruta de su pensión libre de hipoteca. "Los hombres de nuestra generación son muy antiguos, las mujeres hemos evolucionado mucho más que ellos así que yo prefiero vivir sola y que nadie me diga lo que tengo que hacer", afirma convencida. También hay quien después de vivir sol muchos años, se ha lanzado a la convivencia y echa de menos ciertas cosas. El mando a distancia es un clásico. "Coincidir con tu pareja en los gustos de la tele es complicado", afirma Pilar Z., que además añora el orden del que antes disfrutaba. "Ahora para que todo esté a mi gusto, o trabajo el doble y recojo lo que no es mío o cierro los ojos y estoy cabreada...". Aunque no cambia su vida en pareja por la de antes, "por aquello del amor", recuerda que vivir solo no significa estar solo. "Nunca he pasado más amigos por casa que cuando vivía sola".