Más de 10.000 ciudadanos salieron el año pasado de Córdoba para residir en otras provincias españolas o en el extranjero. En concreto, 8.151 cordobeses emigraron hacia otras provincias y 2.249 lo hicieron hacia otros países.

Los últimos datos sobre movimientos migratorios difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que la provincia, a 1 de enero de este año, había perdido población, un total de 3.834 habitantes, con lo que ya está a punto de bajar de los 800.000 (la cifra exacta es 800.160 cordobeses). Y es que ni la natalidad, de las más bajas de España, ni los habitantes que recibe de otros países o territorios españoles, son capaces de compensar la sangría. Por eso, y en lo que se refiere a migraciones, el saldo es negativo, dado el año pasado salieron hacia otras provincias españoles casi 2.000 ciudadanos más de los que vinieron a Córdoba procedentes de otros destinos, mientras el saldo internacional también resultó negativo, con 533 salidas más que entradas. Y eso que Córdoba es la provincia andaluza en la que menos ha crecido la población que se lanza a residir fuera de la frontera española.

Pero una cosa es la resistencia de los cordobeses a abandonar su tierra y otra las tendencias que se aprecian en los últimos cinco años. Por una parte, la huída de los extranjeros que vivían en Córdoba, tanto hacia otros puntos de España como hacia destinos internacionales: la mala marcha de la economía expulsa a los inmigrantes. Por otra, las salidas de los propios nativos cordobeses, principalmente hacia destinos españoles. De los 8.151 cordobeses que salieron hacia otras provincias, el principal destino fue Málaga (1.308), seguida de Madrid (1.132), Sevilla (865) y Barcelona (588).